LA JUSTIFICACIÓN POR GRACIA, JUSTIFICACIÓN POR LA FE, Y LA JUSTICIA DE CRISTO.

TEXTO PARA MEDITACIÓN
No mida la obra de Dios con la medida de hombres.

 Daré lectura de Palabras de Vida del Gran Maestro, la página 56, párrafo uno:

 “Los grandes dirigentes del pensamiento religioso de esta generación hicieron soñar las alabanzas y edificaron los monumentos de aquellos que plantaron hace siglos la semilla de la verdad. ¿No se vuelven muchos de esta obra para pisotear el crecimiento que brota de la misma semilla hoy en día? Se repite el antiguo clamor: “Nosotros sabemos que a Moisés habló Dios, más éste [Cristo en la persona del mensajero que envía] no sabemos de dónde es. Así como en los primeros siglos, las verdades especiales para este tiempo se hallan, no en posesión de las autoridades eclesiásticas, sino de los hombres y las mujeres que no son demasiado instruidos para creer en la palabra de Dios.

 “Porque mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles; antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo flaco del mundo escogió Dios para avergonzar lo fuerte.”
 Esta lectura nos manda orar por los que se consideren sabios, puesto que hoy, como en tiempos anteriores, los así- llamados grandes dirigentes de la religión por una parte están sonado alabanzas, edificando, por así decirlo, grandes monumentos a los siervos de Dios siglos antes, mientras que por otra parte pisotean los mensajeros para su propio tiempo. Ellos también en efecto dicen: “Nosotros sabemos que a Moisés habló Dios, más éste  no sabemos de dónde es.”  Deberíamos orar que ellos se den cuenta de su error de medir la obra de Dios por la medida de hombre. Y  oremos también que no caigamos en tal práctica.  



 
LA JUSTIFICACIÓN POR GRACIA, JUSTIFICA CIÓN POR LA FE, Y LA JUSTICIA DE CRISTO.
Texto del discurso de Victor T. Houteff,
Ministro de Los Davidianos Adventistas del Séptimo Día
  Sábado, julio 13, 1948
Capilla del Monte Carmelo,  Waco, Texas.

 Mucho se habla entre nosotros acerca de la “justificación por la gracia” y la “justificación por la fe,” además de la “justicia de Cristo.” Pero, en que ha de beneficiarnos todo lo que comentemos a menos que hagamos algo para entender lo que realmente son, y como apropiarnos de ellas. Por lo tanto no debemos fallar en lograrlo, y no podemos fallar si buscamos al Señor de todo corazón a medida que estudiamos a través de los ejemplos definidos que el Espíritu de Verdad ha puesto en mi mano.

 Para comenzar el estudio leeré dos versículos de las Escrituras, primero de Romanos, y luego de los Hebreos:

Rom. 11:6 - Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y se por las obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.

 La escritura dice que somos llamados elegidos de Dios, no como resultado de alguna buena obra nuestra, sino a través de la gracia de Dios. Por lo tanto, somos invitados a ser Cristianos, hijos de Dios, no porque merecemos ser adoptados por El, sino por Su favor hacia nosotros. Indudablemente, no hay otro medio por el cual podemos ser salvos, siendo que todos hemos pecado y, por lo tanto,

¿cómo podemos ser salvos a menos que El, a través de Su gracia, perdone nuestros pecados y nos conceda un nuevo comienzo? Esto es lo que se conoce como el nuevo nacimiento, lo cual significa que no merecemos mérito alguno al venir a formar parte de la Familia de Dios. El mérito es Suyo.

Heb. 11:1 — Es, pues, la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.

 Por fe, no por vista, sabemos que somos hijos de Dios, ciudadanos de Su gobierno. Y como tales nos sometemos a sus normas y leyes. Como tal le honramos y reverenciamos como nuestro Salvador y Rey.
 
Vayamos ahora, por ejemplo, a los días de Noé. Noé vivió en un mundo excesivamente pecaminoso, como vosotros sabéis. Era tan perverso que, con todo lo misericordioso que es Dios, ya no pudo contenerse al ver el desarrollo de la maldad. Finalmente El ordenó a Noé que construyera un arca, y prometió que todos, ya bien justos o impíos que entraran al arca hallarían liberación del terrible diluvio.  Puesto que no merecían tal favor, a ellos, por lo tanto, les fue ofrecida la protección solamente a través de la “Justificación por gracia”  — A ellos se les iba a acreditar con “justicia” y se les iba a conceder vida que no merecían. Vemos así la “gracia” en acción para salvar pecadores aun en el tiempo de Noé. Así pues, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.” Rom.5:20.
 
En el Tiempo de Abraham, también, solamente como 400 años después del diluvio, el mundo había caído profundamente en la idolatría, y Dios le ordenó a Abraham a salir de la casa de su padre, fuera de su país idólatra, e ir a otra tierra, una tierra que habría de ser para los suyos y para el pueblo de Dios solamente. Y así como buenos o malos se unieron a Abraham y su Dios y fueron permitidos tan libremente de entrar a la tierra prometida como los ante diluvianos al arca, a ellos, también, les fue otorgada “justificación por gracia”; o sea, ellos tuvieron el privilegio de ponerse del lado de Abraham y su Dios, y compartir las bendiciones, más no debido a obra alguna de parte de ellos.  Habiendo prevalecido hasta el fin, Abraham, cuya fe no faltó, vino a ser el padre de todos los que a través de la “justificación por gracia” obtienen justificación por fe. Vemos pues, que la “justificación por gracia” es precursora de la “justificación por fe,” cuya recompensa es la “justicia de Cristo.

 Más tarde en la historia vino el tiempo cuando los que así lo desearon, buenos o malos, se unieron al éxodo, y salieron de Egipto, hallando así liberación de los cuadrilleros de Faraón y, y también de su ejército que los perseguía. No obtuvieron esta liberación porque la merecían, sino debido a la “gracia de Dios hacia ellos. (Vea Ez. 20:1- 8). Así, “todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron la mar, y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en la mar, y todos comieron la misma vianda espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la piedra espiritual que los seguía y la piedra era Cristo.” 1 Cor. 10:1-4. Si, a través de la “Justificación por la Gracia” nadie fue excluido de participar en las bendiciones entonces ofrecidas.

  Habiendo recibido “justificación por la gracia” suficiente para cruzar el mar, una vez llegaron al desierto les fue dada una gran oportunidad de ejercitar la “justificación por fe.” Pero solamente aquellos que ejercitaron la “justificación por la fe” vivieron para entrar en la Tierra Prometida. Aquellos, sin embargo, que no hicieron mayor uso de “fe” en el desierto de lo que hicieron en Egipto perecieron en el desierto.

     Finalmente, llegó la hora de que los fieles poseyeran la tierra. De manera que sólo aquellos cuya “justificación por la fe” les sustentó, cruzaron el río Jordán. Fueron los únicos. Para nuestro beneficio el Apóstol dejó el siguiente consejo: “Temamos, pues, que quedando aún la promesa de entrar en su reposo, parezca alguno de vosotros haberse apartado. Porque también a nosotros se nos ha evangelizado como a ellos; más no les aprovechó el oír la palabra a los que la oyeron sin mezclar fe.” Heb. 4:1-2.
 
 En nuestro estudio, hemos visto hasta ahora que Dios es imparcial, que El se ha esforzado por salvar a toda la humanidad en todas las edades de la misma forma que hace el esfuerzo por salvarnos a nosotros; que El no está experimentando con Sí mismo - salvando a unos de una manera y otros de otra.
 
 Finalmente el Reino fue dejado para que continuara en “justificación por la fe.” Pero como en las veces anteriores la “fe” disminuyó, y la nación se tornó insoportablemente impía, - tan impía que Dios no podía tolerar que siguieran llamándose por Su nombre mientras seguían viviendo en Su tierra. En seguida, ambos, el templo y el palacio — el físico y el espiritual — fueron derrumbados por tierra, y el pueblo fue llevado cautivo.
 
Dios sin embargó se aferró a Su pueblo como una madre se aferra a sus hijos, y después de siete décadas, habiéndoles extendido una vez más justificación por gracia, Dios les dio la oportunidad de regresar a su tierra donde disfrutaron de un reavivamiento y reforma pero sólo por breve tiempo. En lugar de continuar en “justificación por la fe,” cayeron de la “gracia” y se volvieron siete veces peor que sus antecesores.
 Así fue que si Dios había de salvar algún miembro de la nación podía hacerlo solamente ofreciéndoles otra oportunidad de “gracia.” Esta vez dio el regalo de Su Hijo unigénito, Cristo Jesús, el Salvador, sobre quien fueron puestas las iniquidades de todos. Y luego, a pesar de lo malvados e impíos que eran los judíos y los gentiles, todos fueron invitados al don mayor de “gracia,” la gracia que sólo el Hijo de Dios podía ofrecer. Los Apóstoles fueron privilegiados de participar de la “justificación por fe” no porque había algo bueno en ellos sino por el don de la “justificación por gracia.”

 Así es que el injusto, los violadores de la ley de Dios, siempre han sido invitados por medio de la “justificación por gracia”  a venir a la “justificación por la fe,” la única justificación que actualmente recibe la recompensa de la “justicia de Cristo” y la vida eterna. “Ahora,” dice la Inspiración, “el justo vivirá por fe; más si se retirare, no agradará a mi alma” Heb. 10:38. El justo, como podemos ver, vive por fe, pero el injusto por gracia. “Gracia” como notarán, no es el toque final de la salvación.   “Gracia” más “fe”, más la “justicia de Cristo”, son los que obtienen la vida eterna.

 La ley, por lo demás, no salva. Condena el pecado y sostiene la justicia. “Porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él; porque por la ley es el conocimiento del pecado.” Rom.3:20, Siendo ya pecador, por la ley, el hombre está condenado a muerte. Sólo por “gracia”, por lo tanto, puede él ser liberado de la condenación de la ley. El pecador, por consiguiente, es un violador de la ley, y el justo es un guardador de la ley. “Gracia,” por lo tanto, perdona al pecador, le saca de prisión, por así decirlo, y le da otra oportunidad de vencer el pecado; pero la fe lo mantiene libre. La esencia del asunto es ésta: La “justificación por la gracia” es justificación por el perdón; mientras que la “justificación por fe” es justificación por el comportamiento, y es coronada con la “justicia de Cristo.”

 Repito: La “gracia” perdona nuestros pecados y nos liberta — nos da una oportunidad más para hacer de la vida lo que debe ser. Consecuentemente, si usted está bajo la “gracia” no está bajo la ley, porque la “gracia” te ha libertado de la penalidad que la ley impone.

 Habiendo fracasado en obtener “justificación por fe,” los Judíos una vez más cayeron de la “gracia,” vinieron a la iglesia Cristiana para continuar libres de allí en adelante, sin volver a pecar a no ser por error, percance, o por falta de perspicacia; los cuales son pecados de los que somos perdonados si no continuamos cometiéndolos.

 “Hijitos míos,” dice la Inspiración, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo el justo. El es la propiciación por nuestros pecados; y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él. Más el que guarda su palabra, el amor de Dios está verdaderamente perfecto en él; por esto sabemos que estamos en él. 1 de Juan 2:15.

 La iglesia Cristiana , sin embargo, no continuó en la “gracia” por mucho tiempo y también ella, con el tiempo, cayó aun más bajo que la iglesia Judía. Necesariamente también por ella debía hacerse algo si es que alguno de sus miembros habrían de ser libertados y el Señor tener así una iglesia aquí en la tierra. Incuestionablemente este “algo” no podía ser sino la Reforma Protestante. Más, como todos sabemos que la Reforma no ha cumplido todavía su propósito Divinamente señalado; y que no ha alcanzado la unidad y fe que la iglesia disfrutó en el día del Pentecostés, es obvio que es absolutamente necesario otro intento de reavivamiento y reforma. Pero, para estar seguros de ello debemos buscar la “palabra profética más permanente,” en el libro de Ezequiel.

 Ezeq. 4:1,2 —Y tú, hijo de hombre, tómate un adobe, y ponlo delante de ti; y diseña sobre él la ciudad de Jerusalén: Y pondrás contra ella cerco, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y asentarás delante de ella campo, y pondrás contra ella arietes alrededor.

  Al profeta se le ordenó aquí que diseñara una ciudad, una Jerusalén- la capital de la iglesia. Esta Jerusalén, por supuesto, no es realmente la geográfica sino una ciudad que represente lo que Jerusalén representó - la iglesia disemi nada por todas las naciones “gentiles.” Además, a Ezequiel mismo, de hecho, se le dijo que este simbolismo era referente a la iglesia mientras ésta estaba esparcida entre los Gentiles.  (Ver verso 13). Más aún, a Ezequiel se le ordenó a sitiarla y tomarla. Ahora, siendo que esta Jerusalén representa la iglesia durante el tiempo que está esparcida entre los Gentiles, y siendo que Dios ordena a su propio siervo, el profeta, a sitiarla, para protestar en su contra, y que la tome, es por lo tanto obvio que la iglesia, la Jerusalén aquí representada, es mostrada como que ha sido alejada de Dios, y Dios está esforzándose por rescatarla, para efectuar una reforma en su medio.  El sitio de Ezequiel es con ese propósito.

 Finalmente, siendo que la iglesia Cristiana, Jerusalén, aparte de su localización geográfica original, fue así atacada, por primera vez en la historia, o sitiada, por Martín Lutero, -por la Reforma Protestante — el cumplimiento de ésta profecía obviamente comienza con Lutero. Este hecho lo veremos a través del capítulo a medida que continuamos el estudio.

Verso 3 — Tómate también una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad. Afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la sitiarás, es señal a la casa de Israel.
 El muro de hierro, ilustrado por la plancha de hierro, es un símbolo perfecto de la separación que

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 existió entre Lutero y la supuesta Jerusalén, la iglesia. Esto había de ser una señal, no para Judá, el reino antitípico de las dos tribus que estaba entre los Gentiles, sino a Israel, los miembros del reino antitípico de las diez tribus mientras estaban diseminadas entre las naciones.

 Versos 4, 5—Y tú dormirás sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos. Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos noventa días; y llevarás la maldad de la casa de Israel.

 El poner la iniquidad de uno sobre otra persona, es liberar el pecador de la penalidad que el merece. Es un acto en el cual se acredita al pecador con “justicia” que él no ha ganado. Esto es lo que la Inspiración llama “justificación por gracia.” Previamente la iniquidad de los Judíos fue puesta sobre Cristo, y a la nación le fue dada la oportunidad de salir de su sepulcro, por así decirlo, y estar firmes y libre en Cristo. Muchos, aunque no todos, se apropiaron de esta “justificación por la gracia” y adelantaron sus pasos hacia la “justificación por la fe.” Esta misma “gracia” fue ofrecida nuevamente a la iglesia en el siglo dieciséis, porque poner la iniquidad de la casa de Israel sobre Ezequiel, significa prácticamente lo mismo que poner la iniquidad de nosotros sobre Cristo.

 Esta gracia a través de Ezequiel continúa 390 días — años(verso 6). Después de este período de tiempo, la casa de Israel, las iglesias protestantes, llevan su propia iniquidad; o sea, una vez terminado este período de tiempo dado, entonces esta “gracia” extendida cesa y no ha de haber otra.

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  Luego Ezequiel no lleva sus pecados por más tiempo. Entonces es el tiempo en el cual ellos tienen que agarrarse firmes a la “justificación por fe” si es que han de ser recompensados con la “justicia de Cristo” y la vida eterna.

Versos 6,7 — Y cumplidos estos, dormirás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado. Y al cerco de Jerusalén afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella.

 Ezequiel había de acostarse sobre su lado derecho, no sólo por la iniquidad de la casa de Israel, sino también por la iniquidad de la casa de Judá y llevar así su iniquidad, también, por cuarenta años. Así que ambas casas (todo el Cristianismo), reciben la misma oportunidad. La una primero y la otra después. A la primera se le otorgan trescientos noventa años de “gracia,” y cuarenta años a la segunda para un total de 430 años. Durante este período de tiempo ellos deben triunfar sobre el pecado y finalmente obtener “justificación por la fe,” y ser recompensados con la “justicia de Cristo.” El año exacto del comienzo de este período de 430 años, lo veremos a medida que continuamos el estudio.

Versos 7, 8 - Y al cerco de Jerusalén afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella. Y he aquí he puesto sobre ti cuerdas, y no te tornarás de un lado al otro lado, hasta que hayas cumplido los días de tu cerco.

El descubrir el brazo de Ezequiel significa, por supuesto, que el poder de la Reforma sería visible, y los pecados de Jerusalem quedarían al descubierto — profetizaría en su contra.

 Además, las cosas aquí mencionadas ciertamente ocurrirían porque Ezequiel está atado para que no pueda darse vuelta y cambiar el simbolismo. El no puede levantarse a voluntad, hasta que haya cumplido el mandato de Dios, hasta no haber terminado los días de su sitio. Entonces al fin de este tiempo él ha de levantarse y de allí en adelante, cada cual ha de llevar su propia iniquidad. Ezequiel, por lo tanto, está ilustrando simbólicamente, mientras duerme, las condiciones durante la Reforma desde el tiempo de Lutero hasta el fin de los 430 años. Entonces Ezequiel se levanta y es hecho el Atalaya:

“Hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel, oirás pues tú la palabra de mi boca, y amonestarlos has de mi parte.” Ez.3:17.

 Y puesto que esta profecía está siendo revelada por primera vez, Ezequiel, obviamente, es figurativo especialmente de este esfuerzo final de reavivamiento y reforma, del esfuerzo después que Ezequiel termina su sueño y está de pie y activo. Por consiguiente, el mismo esfuerzo que Lutero efectuó en el siglo dieciséis ha de ser llevado a cabo, en mayor medida, ahora en el siglo veinte, ya que tal es el mandato del profeta.
 
La diferencia entre la reforma durante los 430 años y la siguiente es ésta: Durante los 430 años y la siguiente es ésta: Durante los 430 años la “gracia” demoraba mientras que después de este período de tiempo ha terminado, y mientras Ezequiel está de pié, aquellos que no obtienen la “justificación por fe” tendrán que pagar el precio de sus pecados ellos mismos. Sus pecados no descansan sobre Ezequiel ya más, ni tampoco está Ezequiel acostado e inactivo; y tampoco han de ser excusados basados en la ignorancia después que la amonestación ha resonado en sus oídos, pues que Ezequiel fue claramente informado:

 “Hijo del hombre, yo te puesto por atalaya a la casa de Israel, oirás pues tú la palabra de mi boca, y amonestarlos has de mi parte. Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás, y tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad, y de su mal camino, él morirá por su maldad, y tú habrás librado tu alma. Y cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; más su sangre demandaré de tu mano. Y si al justo amonestares para que el justo no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma. Ez.3:17-21.

Versos 9-11 - Y tú toma para ti trigo, y cebada, y habas, y lentejas, y mijo, y avena, y ponlo en una vasija, y hazte pan de ello el número de los días que durmieres sobre tu lado; trecientos noventa días comerás de él. Y la comida que has de comer será por peso de veinte siclos al día; de tiempo en tiempo la comerás. Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo beberás”.

  Los cereales mencionados en el verso 9 son seis en número, y, por supuesto, son simbólicos de comida espiritual, la comida con la cual la manada ha de ser alimentada durante los 390 años. Las seis clases de cereales no sólo denotan seis clases de verdades, doctrinas, dadas a la manada durante el período de los 390 años, sino que además denotan lo incompleto de la Verdad, ya que el número siete, no el seis, es la denotación Bíblica de lo completo. Por consiguiente, ellos son las doctrinas que los reformadores trajeron:

 (1) La doctrina de fe que caracterizó la denominación Luterana; (2) La doctrina del Espíritu que caracterizó la denominación Prebesteriana; (3) La doctrina de la gracia que caracterizó la denominación Metodista; (4) La doctrina del bautismo que distinguió la denominación Bautista; (5) La doctrina del segundo advenimiento de Cristo que dio paso a los Adventistas del Primer día; (6) La doctrina de la purificación del santuario adjunto al Sábado como el séptimo día que dio origen a los Adventistas del Séptimo día. (Todas las demás sectas con sus adiciones, omisiones, y deducciones, obviamente se han ramificado de estas seis denominaciones).

 Alguien puede argumentar, aunque sólo para perder, en relación a las denominaciones aquí mencionadas, pero difícilmente puede presentar un argumento honesto sobre el hecho de que estas seis doctrinas (cereales) son las doctrinas principales sobre las cuales el total del Protestantismo esta fundado. Sin embargo, sean estas u otras doctrinas, la verdad de que sólo hay seis, significa que hay una séptima verdad que no ha sido revelada. Más aún, estas verdades, dice la Inspiración, eran para ser dadas frugalmente, por peso, — no todo lo que pertenece al asunto, - y todo el Cristianismo sabe que este ha sido el caso.

Versos 12 --15 —Y comerás pan de cebada cocido debajo ceniza; y lo cocerás a vista de ellos sobre
fuego de excremento humano.  Y dijo Jehová: así  comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las gentes a donde los lanzaré yo.  Y dije: Ah, Señor Jehová! He aquí que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi mocedad hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda.  Y respondióme: He aquí te doy estiércol de bueyes en lugar de excremento de hombre, y dispondrás tu pan con ellos.

 Así como el pan de cebada que hirió  y tumbo la tienda de los Madianitas fue un pronostico de ayuda Divina para la victoria de Gedeón sobre los Madianitas (Josué 7:13), los cereales comidos como pan de cebada significan que las verdades aceptadas eran como del Espíritu, como de origen Divino.  En la preparación de estas, sin embargo, es donde surge la objeción, porque la Inspiración señala que estos debían ser cocidos sobre “estiércol” en lugar de madera, denotando enfáticamente que estas verdades fueron contaminadas por los hombres mientras eran preparadas para el rebaño.  Y que más puede ser la preparación sino las adiciones privadas, omisiones, perversiones y mala aplicación de hombres no inspirados que predican de estos asuntos desde los púlpitos, y que escriben las supuestas verdades Bíblicas y se las entregan a la gente?

 No hay misterio en esto, pues todos conocemos de los vientos de doctrinas que soplan en todas direcciones, unas contradiciendo las otras, no pueden ser todas verdades Bíblicas puras.  La única parte sorprendente es que la Inspiración lo anticipo con tanta anterioridad, y que nadie lo descubrió antes que la Inspiración lo revelara.

 Dios, por supuesto, no guarda esto en contra de nadie, porque El dice: “Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las gentes a donde los lanzare yo.”  Ez.4:13.

 De esta manera la Profecía declara que tal ha sido el alimento espiritual con que el rebaño ha sido alimentado por 290 años, los años durante la Reforma.  Y quien puede negarlo?  Estamos nosotros entonces, preguntandonos todavía que denominación esta dando Verdad no adulterada a sus miembros?  La Profecía declara que ninguna lo hace puesto que así habría de ser el alimento que recibirían todos a través de los 390 años.  Y si ellos no reciben nueva verdad enviada del cielo, después de transcurridos los 390 años, entonces deben alimentarse con alimento cocido sobre “estiércol” por siempre, y morir con este.

 Esto, digo nuevamente, no debe ser una sorpresa para nadie, ya que todos saben que puesto que todas las denominaciones están en desacuerdo una con la otra en relación a sus doctrinas, es imposible que todas estén correctas.  Puede ser sorprendente, sin embargo, saber que ni siquiera una esta absolutamente en lo correcto.

 Aun la escasez de estas verdades contaminadas por el hombre, declara la profecía, es traída sobre el mundo cristiano para que sean “asombrados,” y que reconozcan su pobreza, su necesidad de una verdad absoluta, para que cuando venga el Espíritu de Verdad, encuentre una respuesta armoniosa en el corazón de los hombres, y no sean consumidos en su iniquidad.

 Para encontrar exactamente el comienzo del período de 430 años, primero debemos encontrar el año en que término el período, el año en que se levanto el Ezequiel antitípico y comenzó a dar el aviso, el año en que el Espíritu de Verdad Divinamente inspirada, pura y sin ser adulterada (que no ha sido cocida sobre estiércol), y tampoco por peso o por medida, - las verdades en que nos hemos estado gozando en esta serie de estudios y que la Asociación ha publicado fiel y gratuitamente en las Llamadas Oportunas y otras publicaciones, y las ha esparcido a través del mundo como hojas de Otoño - un fenómeno que la iglesia no ha visto nunca antes.  Y cuando yo digo como las hojas de Otoño, significa eso precisamente, porque estas hojas - si, millones de ellas - son depositadas por todos lugares entre los Laodicenses sin límites, sin precio, y sin obligación.

 Este mensaje, como algunos de ustedes ya saben, comenzó a desarrollarse en 1930.  Por tanto, si restamos 430 años de 1930, nos lleva al 1500, la fecha cuando Martín Lutero fue llamado, el tiempo cuando el comenzó a prepararse para la obra de la Reforma.  Este mensaje, por lo tanto, fue planeado por Dios mismo desde el tiempo de Ezequiel, y todo por el bien suyo y mío.  Cuan considerado es Dios!  Y cuan indignos nosotros.

 En vista de que el período de 430 años durante el cual nuestros pecados fueron puestos sobre Ezequiel esta en el pasado, nosotros y no Ezequiel, hemos de ser responsables por nuestros pecados de aquí en adelante si no damos oído al mensaje de la hora y obtenemos “justificación por la fe.”  Cuan importante, entonces, que no seamos negligentes y que aceptemos la oportunidad que Dios nos da ahora, y que nos apropiemos de la “justificación por la fe” para que seamos recompensados con la “justicia de Cristo.”  Solamente de esta forma podemos esperar escapar las armas destructoras de los ángeles y vivir y reinar con Cristo durante el milenio.
 De acuerdo a esta profecía recién revelada no ha de haber otra oportunidad, como pueden ver, ninguna otra oportunidad para los Laodicenses, la casa de Judá!  Este mensaje a los Laodicenses, por lo tanto, es el último mensaje, su última oportunidad!  Contemplando el futuro y este pueblo que había de ser purificado el profeta Isaías escribió: “Despierta, despierta, vistete tu fortaleza, oh Sión, vistete tu ropa de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más acontecerá que venga a ti incircunciso ni inmundo.  Cuan hermosos son los sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas del bien, del que pública salud, del que dice a Sión: Tu Dios reina.”  Is. 52:1,7.
 
 Habiendo visto que los 430 años terminaron en 1930, debemos ahora encontrar cuando terminaron los 390 años, el tiempo en que comenzaron los 40 años de gracia. Para encontrar esta fecha restamos 40 años de 1930, lo cual nos lleva al 1890.  Que sucedió entonces como indicación de que los 40 años habían comenzado?  Sólo lo siguiente: La denominación rechazo totalmente en esa fecha, el mensaje que había de revela la verdad sobre la “justificación por la fe” y la “justicia de Cristo,” la misma verdad que una vez más comenzó a ser revelada años más tarde, la Verdad que estamos disfrutando ahora.  Dios, en Su misericordia, por lo tanto, puso la iniquidad de ellos sobre el profeta Ezequiel durante esos 40 años,  --- les dio una oportunidad por medio de la “justificación por la gracia” para que pudieran tener la oportunidad ahora de acogerse a la “justificación por la fe,” y así cosechar como recompensa la “justicia de Cristo.”

 Vemos aquí que la historia vuelve a repetirse: Debido a que el Israel antiguo presto oídos al reporte perverso que los 10 espías les trajeron, perdieron como resultado la fe en el poder de Dios, y por consiguiente permanecieron alejados de la tierra prometida por 40 años permanecieron alejados de la tierra prometida por 40 años.

 De la misma manera, la Denominación, como pueden ver, desde el 1890 al 1930 ha estado vagando en el desierto, por así decir.  Podemos decir que han sido puestos en juicio.  Es aquí donde usted puede ver claramente que la demora en el desierto fue típica.  Aquí el tipo y antitipo se encuentran.  Y ustedes percibirán que su rechazo de la "justificación por la fe" no indica que Dios ha sido derrotado y que nunca más habría de traernos la misma verdad que pudo haber sido de ellos 40 años atrás.

 Además, así como quienes en tiempos de Moisés rehusaron avanzar por fe murieron en el desierto, también los hombres que en los años 1888 -1890 fueron responsables por rehusarse a avanzar con la verdad, murieron antes de que el Señor volviera a traer esa verdad por segunda vez.  Finalmente, así como el segundo esfuerzo de los antiguos tuvo éxito inmediatamente después de que Acán, el último pecador en aquel día, fue apedreado, así el segundo esfuerzo de hoy día, también, triunfara justamente después de que los Acanes de hoy sean destruidos por los ángeles de Ezequiel nueve.

 !Que reprensión para los hermanos líderes!!  !Que lección para nosotros!  !Y cuan diminuta la oportunidad que tienen si ciegamente continúan oponiéndose!  Los laicos, sin embargo, que llegan a conocer esta verdad pueden ser de gran ayuda para ellos si en lugar de consentir a la demanda irrazonable de la oposición que exige que los laicos dejen de estudiar esta literatura bajo la amenaza de perder la membresía, a su vez demandan de la oposición una mejor, o por lo menos igualmente razonable exposición de las escrituras en cuestión en lugar de ceder.  Es fatuo el rechazar la Verdad para retener el nombre en Laodicea.  Es mejor aceptar la Verdad y retener el nombre en el Libro de la Vida del Cordero.

 Yo digo que es necedad rechazar la Verdad meramente porque alguien la sugiera así en lugar de ir a Dios en oración y actuar en armonía con sus propias convicciones por medio del Espíritu que conduce a toda Verdad.  Hacer lo contrario es negar cualquier conexión personal con el Cielo, y poner vuestra confianza en el hombre, hacer de la "carne tu brazo."  Isa. 2:22.  Por lo tanto, no permitas que el enemigo te aleje de esta Verdad, especialmente en vista del hecho de que la oposición no tiene nada oficial, autoritativo o substancial para tomar su lugar. Y cuan necio el que uno trate de asegurarse de la Verdad con el razonamiento de la oposición.  Tiene tanto sentido como si usted solicitara la opinión de un político republicano acerca de su deseo de votar en una papeleta democrática.  Tiene sentido el que uno pida ayuda a una persona imparcial, pero no tiene ningún sentido en ir a uno que está tan opuesto a esta Verdad como estuvieron los sacerdotes, escribas y fariseos a las verdades que enseñaba Cristo.
 
Si usted no ve cada punto con toda la claridad que desea, Déjeme leerle algunos párrafos:
 
"....si llega un mensaje que no entendéis, empeñaos en escuchar las razones que el mensajero expone comparando texto con texto, a fin de que podáis saber si lo apoya o no la palabra de Dios.  Si creéis que las opiniones expuestas no tienen la palabra de Dios por fundamento y si la opinión que vosotros sostenéis tocante al asunto no puede ser controvertida, entonces exponed vuestras poderosas razones; porque vuestra posición no será debilitada por ponerse en contacto con el error.  No hay virtud ni virilidad en mantener una guerrilla continua en la oscuridad, cerrando vuestros ojos para no ver, y vuestros oídos para no oír, y endureciendo el corazón en la ignorancia y la incredulidad para no tener que humillaros y confesar que habéis aprendido algo sobre algunos puntos de la verdad."  Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabática, p. 30-31.

 "Una luz preciosa ha de resplandecer de la Palabra de Dios, y no se atreva nadie a decir que cosa debe o que cosa no debe ser expuesta al pueblo en los mensajes de iluminación que El envíe, apagando así el Espíritu de Dios.  Cualquiera que sea su puesto de autoridad, nadie tiene derecho de impedir que la luz llegue al pueblo. Cuando un mensaje viene en el nombre del Señor a su pueblo, nadie puede excusarse de investigar sus pretensiones. Ninguno debe arriesgarse, quedándose atrás y asumiendo una actitud de indiferencia y confianza en sí mismo, diciendo:  yo se que cosa es verdad. Estoy satisfecho con mi posición.  He tomado ya mi posición, y no me dejaré mover de ella, venga lo que viniere.  No escucharé el mensaje de este mensajero; porque se que no puede ser la verdad?  Porque siguieron este mismo proceder, las iglesias populares fueron dejadas en tinieblas parciales, y por esto los mensajes del cielo no les han alcanzado." - Id. Pags. 29-30.

 "Todavía hay mucha verdad preciosa para ser revelada al pueblo en este tiempo de peligros y tinieblas, pero es el propósito determinado de Satanás impedir que los rayos de luz de la verdad penetren en el corazón  de los hombres.  Si queremos tener la luz que ha sido provista para nosotros, debemos manifestar el deseo que tenemos de ella por un diligente escudriñamiento de la Palabra de Dios.  Verdades preciosas, por largo tiempo ocultas, han de ser reveladas de una manera que pondrá de manifiesto su sagrado valor; porque Dios glorificara Su Palabra para que aparezca en una forma en que nunca antes la hayamos visto.  Pero aquellos que profesan amar la verdad deben ejercitar hasta lo sumo sus facultades a fin de comprender las cosas profundas de la palabra, para que Dios sea glorificado y su pueblo bendecido e iluminado.  Con corazones humildes y enternecidos por la gracia de Dios, deberíais entregaros a la tarea de escudriñar las Escrituras, listos para aceptar todo rayo de luz divina; y andar en el camino de la santidad."  Id. Pags. 26-27.
 
Más aun, uno nunca ve el mundo entero en una ojeada.  Sólo ve una sección a la vez.  De la misma forma no puede esperar ver toda la Verdad a una vez, sino en forma progresiva.  Uno debe abrazarse al primer destello de luz, y a medida que uno continua orando y estudiando, todo se hará tan claro como el sol y comenzará a comprender el asunto en su totalidad.

 Hermano, Hermana, do deje pasar su oportunidad.  Acude ahora y este en paz con Dios. Huya de las abominaciones, y tome su posición al lado derecho de Dios si desea Sus bendiciones y vivir eternamente.  "Si oyereis su voz hoy, no endurezcáis vuestros corazones."  Heb.4:7.  Realicemos que Dios Mismo les está hablando, que estas no son palabras mortales, ni mitos, que este es un mensaje que ha permanecido sellado a través de los siglos, y que ahora ha sido revelado y traído a la luz tan fresco como los lirios cubiertos con el rocío del verano.

Una de las partes más importante de este estudio es el hecho de que durante los 430 años—desde 1500 a 1930 — la iniquidad de nosotros ha sido puesta sobre el profeta de Dios.  Yo digo, debido a esta abundancia de "gracia" que ha estado disponible durante tantos años, se nos permite estar aquí hoy día.  Los hombres, sin embargo, han mal interpretado la "gracia" de Dios y han llegado a pensar que Dios se ha olvidado de la tierra, que nos ha dejado para que hagamos de acuerdo a nuestra voluntad, y que nos conduzcamos de la mejor manera posible.  Todos  cambiaremos de parecer tan pronto como la advertencia de Dios sea completada.
 Por tanto, aquellos Laodicense que se apropien de la oportunidad de participar de esta fiesta de "alimento a tiempo," fresco y sin adulteración, que ahora, en la última llamada, se aferran de la "justicia por gracia"  que ya les ha sido dada, - pueden todos entrar en la "justificación por la fe" que ha de ser recompensada con la "justificación por la Cristo," y así coronados con la vida eterna.  Obviamente, todos los demás tendrán que cargar su propia iniquidad y pagar por la penalidad.  Tendrán que perecer.
 
De cierto, ustedes piensan que no tienen necesidad de nada, pero Dios que conoce la realidad sabe que están 'cuitados y miserables, y pobres y ciegos y desnudos," en necesidad de todo.  ¿Por qué no tomáis su consejo y ungen vuestros ojos con colirio para que podáis ver?

 Finalmente, cuando el mensaje de amonestación haya alcanzado a la gente, entonces aquellos que no se han beneficiado de este, que no se han reformado, que no "gimen y claman por todas las abominaciones en su medio," —entonces aquellos que ahora no se apropian de la "justificación por fe," se encontrarán a sí mismos sin la señal."  Ez.9:4.  Por consiguiente, ellos tendrán que pagar la penalidad de sus pecados, perecer bajo las armas destructoras de los ángeles. (Leed Ezequiel nueve; Joyas de los Testimonios, p.335,336, Tomo 1 y Tomo 2, p.64-67.
 
Claramente, la casa de Judá; desde el 1930 está en la misma necesidad que estuvo la casa de Israel después de 1890.  Todos ellos necesitan ahora el mensaje para hoy día si es que esperan tener un hogar en el reino de Dios.  Más aun, se puede ver claramente que lo que la casa de Judá no hizo después de 1890 nosotros debemos hacerlo ahora en menos tiempo y con mayores obstáculos.
 
Las lecciones ensenadas en este capítulo son estas:  primero se señaló que el período de "justificación por la gracia" está en el pasado; que ahora estamos en el tiempo en el cual nuestra seguridad descansa solamente en practicar la "justificación por fe," si es que esperamos ser recompensados con la justicia de Cristo," y coronados con la vida eterna.  La segunda lección enseña que la iglesia no tiene todavía toda la Verdad, y que la que tiene está contaminada, "cocida sobre estiércol."  Por lo tanto, tenemos una gran necesidad de Verdad Inspirada procedente del trono de Dios; pues con ésta somos salvos, y sin ella estamos perdidos.