TEXTO PARA MEDITACIÓN Y ORACIÓN

Daré lectura al tercer párrafo de la pagina 119 del libro El Discurso Maestro de Jesucristo.

"Nuestra única esperanza, si queremos vencer, radica en unir nuestra voluntad a la voluntad de Dios, y trabajar juntamente con El, hora tras hora, y día tras día. No podemos retener nuestro espíritu egoísta, y entrar en el Reino de Dios. Si alcanzamos la santidad será por el renunciar al yo, y por la aceptación del pensar de Cristo. El orgullo y la auto-suficiencia deben crucificarse. Estamos dispuestos a dar lo que se requiere de nosotros? ¿Estamos dispuestos a permitir que nuestra voluntad entre en conformidad perfecta, con la voluntad de Dios? Mientras no estemos dispuestos, la gracia transformadora de Dios, no se puede manifestar en nosotros."

Arrodillémonos, y oremos por la comprensión, de que nuestra esperanza de tener una morada en el Reino de Dios, depende de unir nuestra voluntad con la de El, y de obrar en cooperación; que la santidad depende de la renuncia al yo, y de la aceptación de Cristo, que el orgullo no tiene lugar en el corazón cristiano; y que la transformación por la gracia de Dios, se obtiene por nuestra conformidad con la Palabra.

Derechos de autor, 1951

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V.T.Houteff

LA RECOMPENSA DE SIÓN Y EL ESFUERZO

PODEROSO DE DIOS

Texto de la Alocución por V.T.Houteff,

Ministro de los D. Adventistas del Séptimo Día

el Sábado, 24 de Mayo de 1947

Capilla de monte Carmel

Waco, Texas.

Estudiemos esta tarde el capitulo 62 de Isaías. Las primera cosa que necesitamos saber acerca de este capitulo, es si fue escrito especialmente para el pueblo de Dios hoy o especialmente para el pueblo de ayer, y si este mensaje debe ser dado a la iglesia, o al mundo. Para saber estas cosas leamos el versículo 11:

Isaías 62: 11. "He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la Tierra: Decid a la tierra de Sión: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con el, y delante de el su obra."

"He aquí," el Señor dice aquí, "Yo he proclamado hasta lo último de la tierra [mundo en inglés]" no ante ningún otro tiempo de la historia del mundo. Así que esta proclamación es para los que están viviendo en el tiempo del fin. Para ellos el capitulo está abierto, y ellos están comisionados a llevarlo a la hija de Sión, la iglesia. No se debe excusar, por lo tanto, de esta llamada a servicio.

Versículo 1. "Por amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalén no he de parar, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salud se encienda como una antorcha." Aquí se nos dice, que el Señor seguirá hablando así, no por bien del mundo, sino por bien de la iglesia para que eventualmente esté en el Monte de Sión con el Cordero; y que continuará así "hasta que salga como resplandor su justicia, y su salud se encienda como una antorcha."

La declaración del Señor implica, que la justicia de su pueblo a la proclamación de este capitulo, está débil, sino del todo apagada; y que "por lo cual la salud" no está ahora como una lampara encendida, sino como una antorcha apagada. La justicia de Cristo ha de resplandecer tan brillante como el sol. La conclusión, entonces es que sin este mensaje adicional la iglesia nunca alcanzará su blanco, y la actitud indiferente de alguien ante esta llamada por servicio seguramente traerá su ruin. El pueblo verdadero de Dios, sin embargo, han de aceptar la llamada. A ellos, como iglesia, el Señor dice:

Versículo 2. "Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará."

La justicia de Sión será tan notoria, que los Gentiles serán atraídos por ella, y todos los reyes por su gloria. Esta es la razón por la cuál el nombre que tiene la iglesia actualmente, no será adecuado para aquel otro tiempo.

Como saben ahora hay centenares de nombres de iglesias en el mundo, si, hay tantos nombres así como ismos hay. Todos aquellos son puestos por la boca de los hombres, aunque Dios reconoce una sola iglesia. Muchos de los nombres hasta sugieren una competencia Divina. Por ejemplo, los nombres de la Iglesia de Cristo, e Iglesia de Dios, no hacen que Cristo y Dios parezcan competidores?

Cualquiera que sea el nombre nuevo, "una cosa es cierta, y es que este nombre será enteramente idónea a la iglesia en su justicia como proyectada aquí.

Hoy estamos viviendo en un mundo confundido. Algunos son de Pablo, otros de Apolos, Cefas, Pedro, Juan, o Santiago, y de otros muchos. Los cristianos están así luchando y disputando entre si y hablando la una en contra de la fe de la otra y ¡al mismo tiempo tratando de convertir a Cristo al mundo no cristiano! ¡Qué tiniebla! A la iglesia, la que Dios ahora está preparando, El dice:

Versículo 3. "Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo."

La iglesia aquí proyectada ha de componerse de un pueblo justo y dirigido del espíritu, , e indudablemente su nuevo nombre expresa este hecho. Maravilloso es sin duda que ella debe ser como el Señor mismo lo dice, "Tu eres mi corona de gloria, mi diadema regia." Usted no puede permitir que esta gloria se le escape. Responde hoy.

Versículo 4. "Nunca más te llamarán desamparada, ni en tu tierra se dirá más; sino Asolamiento, sino que serás llamada Hephzibah, y tu tierra Beulah; porque el amor de Jehová será en ti, y tu tierra será casada."

Porque el Señor ha de deleitarse en ella, y también porque su tierra ha de ser casada con ella, ella tiene que ser llamada Hephzibah, y su tierra Beulah. La iglesia en tiempos pasados, fue desamparada ciertas veces, una vez en Egipto, después en Babilonia, Roma, y así sucesivamente, pero nunca más será otra vez desamparada, y su tierra nunca más será otra vez desolada.

Versículo 5. "Pues como el mancebo se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo."

El matrimonio significa una unión eterna. Así la iglesia tiene la promesa de que su tierra será suya para siempre, y ella y sus hijos (conversos) nunca se separarán de ella.

Versículos 6, 7. "Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche, no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no ceséis, ni le deis tregua, hasta que confirme, y hasta que ponga a Jerusalén en alabanza en la tierra."

El ya ha puesto no que pondrá, atalayas que nunca descuidarán su deber ni en la noche ni en el día. Y así usted ahora se acuerda de Jehová, no debe guardar silencio, más, alabarle y hablar de su amor y Verdad maravillosos. Ahora es su oportunidad de hacer que el progreso de su reino, sea su principal negocio, su mayor interés, y su más alto gozo. Ahora es tiempo de decir, "Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, mi diestra sea olvidada. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no ensalzare a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría. Sal. 137: 5, 6. A este fin orad y trabajad. No le de tregua hasta que ponga a Jerusalén alabanza "en la tierra." Que sea esto su delicia, de la misma manera que son la delicia de El.

Versículos 8, 9. "Juró Jehová por su mano derecha, y por el brazo de su fortaleza: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que tu trabajaste: Más los que lo allegaron lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo cogieron lo beberán en los atrios de mi Santuario."

!El pueblo de Dios ha sido robado una vez tras otra, y el robo más terrible y engañoso ha sido hecho, y aún está siendo hecho todavía por sus propios hermanos en la fe! ¿Cómo? En cada paso ascendente de la Verdad, comenzando desde los apóstoles, hasta nuestros días, los que han aceptado las verdades impopulares, han sido echados de la iglesia, que ellos han ayudado a edificar. Esto ha sido solamente porque por una parte, la mayoría ha regido siempre, y por otra parte porque la mi- noria es la que ha sido susceptible a la Verdad Presente, al "alimento a su debido tiempo." Más el tiempo ha llegado en que cesará toda clase de latrocinio. Estas alentadoras promesas son hechas a todos aquellos que son arrojados fuera de la iglesia.

"Oid Palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su Palabra: Vuestros hermanos los que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifiquese Jehová. Más el se mostrará con alegría vuestra, y ellos y ellos serán confundidos." Isaías 66: 5.

Versículo 10. "Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad , allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos."

El Señor ahora invita repetidamente, a todos al alcance de Su voz a que sin temor pasemos por las puertas de Sión, la iglesia, y a decir a ella: "He aquí, viene tu salvación; he aquí, su recompensa con el., y delante de el su obra." Así que no podemos hacer de otro modo, sino continuar adelante, porque es nuestro deber señalado por Dios de preparar el camino para el pueblo. Debemos construir un camino real, un camino para que vengan a la luz de Dios, y de esta manera a su Reino. Debemos de quitar todos los obstáculos que obstruyan el camino, y levantar pendón al pueblo, un pendón que ellos puedan ver y seguir, como el que guía a la cabeza. ¿Que pendón puede ser este ? El verdadero pendón que el pueblo ha de ver, y seguir es Jesús en su Verdad.

Versículo 11. "He aquí, que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sión: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con el, y delante de el su obra.

Este versículo, como aprendimos al principio de nuestro estudio, aclara dos cosas: Primero, que este capitulo definitivamente contiene un mensaje para la iglesia en el fin del mundo; que puesto que prueba que este capitulo ahora por primera vez se está revelando y traído a nuestra atención, estamos enviados con un mensaje a la iglesia, y muestra definitivamente que hemos llegado al tiempo del fin, el tiempo en que las instituciones establecidas por el hombre, tienen que desaparecer para siempre.

La palabra "he aquí," denota que deberíamos prestar atención ser capaces de ver que nuestra salvación viene, y que mientras su recompensa está con el, su obra está todavía delante de El. ¿Y cuál es su recompensa? Que cosa puede ser sino la vida eterna? Así será que los primeros frutos, los 144,000, los siervos de Dios, que pronto tienen que estar en el Monte Sión con el Cordero, serán los primeros en ser recompensados. Como siervos de Dios, ellos llevarán adelante la obra que está "delante de el," la obra de cosechar los segundos frutos. Esta es la obra que está delante de El. La obra de recoger los segundos frutos. El profeta Isaías dice: "Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos, [ de la matanza del Señor, versículo 16] a las gentes, a Tarsis, a Pul y Lud, que disparan con arco, a Tubal, y a Javán, a las islas apartadas que no oye- ron de mi, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las gentes. Y traerán a todos vuestros her- manos de entre todas las naciones, por presente a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos, y en camellos a mi Santo Monte de Jerusalén, dice Jehová; de la forma que los hijos de Israel traen el presente en vasos limpios, a la casa de Jehová." Isaías 66:19, 20. La elección ahora es la suya, o alinearse con la Verdad de Dios para este tiempo, para aceptar Su salvación y preparar para la obra ante El, para el recogimiento de Sus santos, o quedar indiferente y ser vomitado.

Hagamos la mejor elección ahora a no ser que pronto nos encontremos en tinieblas de afuera, allá para llorar y crujir nuestros dientes.

Versículo 12. "Y llamarles han Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Buscada, no desamparada."

Si usted hace todo lo que el Espíritu de Dios le inspira que haga, sin duda será usted de entre "El Pueblo Santo, los redimidos de Jehová, " "Ciudad buscada, no desamparada."

Y ahora para resumir: Este estudio principia con las expresiones "He aquí, que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra," a la iglesia de hoy. Ella ha de ser corona de gloria de Dios, su diadema real. No será más su iglesia llamada "Desamparada," ni su tierra será llamada "Desolada." Estos nombres serán cambiados respectivamente por los nombres Hephzibah, y Beulah., que significan: Dios se deleitará en su pueblo, y en su tierra. Dios se regocijará en su iglesia, como el esposo se regocija con la esposa. Dios ha puesto atalayas sobre los muros de Jerusalén, los cuáles nunca descuidan su deber, ellos no callarán jamás sino que alabarán a Jehová, y serán celosos en hacer todo lo que ellos puedan para hacer avanzar su Reino. Dios además ha jurado por su mano derecha, y por el brazo de su fortaleza, que jamás dará el trigo de sus hijos, por comida a sus enemigos, que los extraños no los robarán de lo que ellos han trabajado, que sin duda lo que ellos han adquirido, será de ellos. La iglesia ha sido despojada una y otra vez de su luz espiritual. Cuando la luz de Dios llegó a ellos, los enemigos la privaron de ella al menos por algún tiempo. Ahora se nos está amonestando para "oír la Palabra del Señor," por lo cuál los hermanos (membresía de la iglesia) nos aborrecen, así es que ellos nos arrojan de entre la membresía. Esto lo hacen en el nombre del Señor, pero ellos serán avergonzados,"cuando el aparezca para nuestro gozo.

Se nos manda que pasemos por las puertas de Laodicea, y preparemos el camino para pueblo; que allanemos la calzada, quitando las piedras, levantando pendón al pueblo; para mostrarle que el Señor ha "proclamado hasta lo último de la tierra;" decir a la hija de Sión que su salvación es venida, que su recompensa es con el, y delante de el su obra; que los que escapen de la matanza del Señor, serán enviados a todas las naciones, y a las islas del mar, al pueblo que nunca ha oído del Salvador. Ellos traerán a todos sus hermanos a la casa de Jehová.

De cierto ahora puede usted ver la recompensa de Sión y el esfuerzo poderoso de Dios para informarle de esta Verdad. Seguramente hará todo su posible para escapar la venganza de Dios y unirse con este movimiento laico para la cosecha de su pueblo.