TEXTO DE MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN
Daré lectura en el libro El Discurso Maestro de Jesucristo, página 99, principiando en el tercer párrafo. El título de
esta lectura es, "Por que Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria."
D.M.J., p. 99-"La última frase, así como la primera del Padre Nuestro, señala a nuestro Padre como superior a todo poder y autoridad y a todo nombre que se pronuncie.... En medio de la guerra y ruina nacional, los discípulos marcharían acosados por los peligros, y a menudo el miedo oprimiría sus corazones. Habrían de ver a Jerusalén en desolación, el templo arrasado, su culto suprimido para siempre, e Israel esparcido por todas las tierras como náufragos en una playa desierta. Dijo Jesús: 'Oiréis guerras, y rumores de guerras.' 'Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares. Y todas estas cosas, principio de dolores. A pesar de esto, los discípulos de Cristo no debían pensar que era en vano su esperanza, ni que había abandonado Dios al mundo. El poder y la gloria pertenecen a Aquel cuyos grandes propósitos avanzarían aun, sin impedimento, hacia su fin.'" En la oración que respira sus necesidades diarias, los discípulos de Cristo fueron dirigidos a mirar por encima de todo el poder y dominio del mal, al Señor su Dios, cuyo reino gobierna sobre todo y quien es su Padre y Amigo eternos.
Los discípulos esperaban que Jerusalén vendría a ser la capital del gran reino de Dios. Pero todo lo contrario a lo que ellos
esperaban, Jesús predijo que Jerusalén sería desolada y el templo convertido en ruinas! Así una vez tras otra somos inducidos a ver
que nosotros seres finitos nunca sabemos los planes de Dios. Sin duda que necesitamos orar porque Su Espíritu nos guíe
continuamente y nos muestre el verdadero camino en cada una de sus vueltas mientras continuamos caminando rumbo al Reino.
Oremos pues porque el conocimiento de estas verdades nos haga justamente lo que debemos ser.
EL REINO DE JUDÁ, EL ZARANDEO DE LAS NACIONES
Texto de la Alocución por V. T. Houteff,
Ministro de los D. Adventistas del Séptimo Día
El Sábado, 21 de diciembre de 1946
capilla de Mt. Carmel
Waco, Texas
El Sábado pasado terminamos nuestro estudio con el verso 11 de Zacarías 14, y a fin de conectar el estudio de hoy
con el estudio del Sábado anterior, daremos una corta revista de los eventos concernientes a Jerusalén como son
predichos en los once primeros versos de este Capítulo.
El primer evento predicho es una guerra en contra de Jerusalén, en la que participarán todas las naciones. En esta
guerra una parte del pueblo de Jerusalén irá en cautiverio, pero el resto permanecerá en la ciudad. Además, en aquel
día los pies del Señor se afirmarán en el Monte de las Olivas, y el monte se partirá por medio de si hacia el oriente y
hacia el oeste, haciendo un muy grande valle. A este valle de los montes, al lugar donde los pies del Señor están
afirmados, es a donde huirá el pueblo de Dios tan apresuradamente como cuando se huye de un terremoto. De esta
manera Jerusalén será habitada nuevamente por el mismo pueblo de Dios. Evidentemente los que no fueron cortados,
los que fueron dejados en Jerusalén, deben ser los que fueron hallados fieles. Pero los que huyeron al valle [a la
presencia de El, no fuera de ella] deben ser los que fueron encontrados fieles en otras partes. Sencillamente, Jerusalén
vendrá a ser el lugar de la reunión del pueblo de Dios.
Estos son algunos de los eventos de nuestro estudio del Sábado anterior, que nos trae a la vista la primera parte del
capítulo 14 de Zacarías, y cualquier estudiante de la Biblia podrá desde luego ver que son premilenarios: El pueblo
no desciende al valle, ellos huyen a él. Ahora continuemos con el verso doce.
Zac. 14:12--"Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblo que pelearon contra Jerusalén: la
carne de ellos se disolverá estando ellos sobre sus pies, se consumirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se les
deshará en su boca."
En un verso anterior se nos ha dicho que el Señor ha de pelear en contra de todos aquellos que pelean en contra de
Jerusalén. Y ahora en este verso se nos muestran los medios que el Señor usa para pelear esta guerra. El no tiene que
usar armamento fabricado por el hombre, sino plagas.
Verso 13--"Y acontecerá en aquel día que habrá en ellos gran quebrantamiento de Jehová; porque trabará
cada uno de la mano de su compañero, y su mano echará contra la mano de su compañero."
Además de la plaga, habrá un gran tumulto--una confusión y excitación que volverá a cada hombre en contra de su
prójimo. De esta manera el Señor vencerá a los enemigos de Su pueblo.
Verso 14--"Y Judá también peleará en Jerusalén, Y serán reunidas las riquezas de todas las gentes alrededor:
oro, y plata, y ropas de vestir, en gran abundancia."
Durante este conflicto de las naciones, el Reino de Judá será restaurado. El también peleará a Jerusalén, y allegará
para sí mismo las riquezas de los gentiles.
Verso 15--"Y tal como esto será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas
las bestias que estuvieren en aquellos campamentos."
La plaga, cae sobre los hombres igual que las bestias que se encuentran en las tiendas de todos los incrédulos.
Verso 16--"Y todos los que quedaron de las gentes que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año a
adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de las Cabañas."
Este verso de la Escritura enfáticamente implica que todos los que en este tiempo decisivo rehúsen ser convertidos
al Señor, perecerán; y solamente los que adoren al Señor en Jerusalén en la fiesta de los tabernáculos, serán
exceptuados.
Verso 17--"Y acontecerá, que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén a adorar al Rey,
Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia."
La "lluvia" será detenida sobre todos los que entonces no vengan a adorar el Rey, el Señor de los ejércitos, a fin de
que ellos realicen por completo su error. Además, no sólo los que van a pelear en contra de Jerusalén, sino aun todas
las familias de la tierra serán zarandeadas de esta manera.
Verso 18--"Y si la familia de Egipto no subiere, y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con
que Jehová herirá las gentes que no subieron a celebrar la fiesta de las Cabañas."
Si la sequía deja de despertarlos entonces las plagas les sobrevendrán por fin. Así a todos los que no han oído el
Mensaje, se les dará oportunidad de que lo oigan. Si no los puede salvar, los destruirá.
Ahora vemos que este evento (el Señor estando en el monte y los santos huyendo al valle) no sólo es premilenario,
sino también preprobatorio [antes de que la gracia termine]; esto es el reestablecimiento de la casa de Judá; que
prepara el camino para el alumbramiento de la tierra con la gloria del ángel (Apoc. 18:1); que últimamente trae el fin
de los malos impenitentes.
Verso 19--"Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las gentes que no subieren a celebrar
la fiesta de las Cabañas."
Vemos otra vez la necesidad de abandonar nuestras ideas preconcebidas de la obra final del evangelio. No, el Señor
no descenderá a la tierra como un rayo que cae del cielo. El primero magnificará Su Palabra, Su poder y Su justicia.
El tiene también por decir lo así, un arca de seguridad en la que reunirá a su pueblo y lo protegerá. Nosotros vemos
que todos estos hechos se ven vívidamente predichos en esta profecía.
Verso 20--"En aquel tiempo estará sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas
en la casa de Jehová serán como los tazones delante del altar."
El objeto de las campanillas (voces) en los caballos es el ayudar a sus dueños a localizarlos. Así que solamente los
siervos cuyas "campanillas" dan el sonido de "Santidad al Señor" el Señor los ubicará y reunirá por Suyos propios.
Verso 21--"Y será toda olla en Jerusalén y en Judá santidad a Jehová de los ejércitos: y todos los que
sacrificaren, vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas: y no habrá más cananeo alguno en la casa de Jehová
de los ejércitos en aquel tiempo."
Este verso se explica de por si, y no necesita comentario.
Así que se puede ver que con el establecimiento del Reino de Judá principia el zarandeo de las naciones. Debe ser que nosotros estamos al margen de presenciar el cumplimiento de estas profecías de otra manera el rollo no se hubiera desarrollado a tal punto hasta descubrirlas por este tiempo --seguramente que no, si sólo el Espíritu de Verdad nos guía a toda Verdad, y si el Señor da "alimento a su debido tiempo."
En vista de esto, hagamos de todo corazón aquello que el Señor nos pide que hagamos, y que sinceramente pongamos en acción nuestra fe en su palabra inquebrantable.