EL DESTINO DE JERUSALÉN, LA LLAMADA DE SUS FUTUROS HABITANTES
--Zacarías 14--
Texto de la Alocución por V.T. Houteff,
Ministro de los D. Adventistas del Séptimo Día
El Sábado, 14 de diciembre, 1946
Capilla de Mt. Carmel
Waco, Texas
Esta tarde nuestro estudio será Zacarías 14.
Zac. 14:1--"He aquí, el día de Jehová viene, y tus despojos serán repartidos en medio de ti."
Como saben, el asunto de este capítulo realmente tiene su principio en el capítulo doce y sigue hasta el capitulo catorce.
Para estar seguros de a quien se refiere el pronombre "ti" en este verso, debemos consultar el capítulo trece.
Encontramos allí que el pronombre "ti" se refiere a Jerusalén. Por tanto es el despojo de Jerusalén el que tiene que
repartirse en medio de ella.
Verso 2--"Porque yo reuniré todas las gentes en batalla contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y saqueadas
serán las casas, y forzadas las mujeres, y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, más el resto del pueblo no será
talado de la ciudad."
En vista del hecho de que Jerusalén tiene que ser protegida por un muro de fuego (Zac. 2:5) mientras que reina allí
la casa de Judá, queda entonces bien definido que la batalla descrita aquí debe ser peleada antes que la casa de Judá
esté establecida. En esta batalla las naciones vencerán los gobernantes de la Tierra Prometida.
Es entonces cuando la casa de Judá principiará a establecerse.
Como las naciones que están en batalla ponen sitio a la ciudad, saquean las casas y fuerzan a las mujeres, no pueden
ser de ninguna manera naciones justas. Pero puesto que no todos los habitantes van en cautiverio, y puesto que no todos
son cortados de la ciudad, ello tiene que significar que los impíos son sacados y los justos dejados para unirse con la
casa de Judá.
Versos 3, 4--"Después saldrá Jehová, y peleará con aquellas gentes, como peleó el día de la batalla. Y se
asentarán Sus pies en aquel día sobre el Monte de las Olivas, que está frente a Jerusalén al oriente. Y el Monte
de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y
la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía."
Al tiempo que Jerusalén de hoy día caiga, los pies del Señor estarán firmes sobre el Monte de las Olivas y se hará un
gran valle; esto quiere decir que El quitará los obstáculos y dificultades, y de esta manera preparará la tierra para la
vuelta de Su pueblo. Entonces lo escrito en la profecía de Zacarías 10:8--que el Señor "silbará" para Su pueblo--se
habría cumplido.
Verso 5--"Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Hasal; y huiréis de la
manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá: y vendrá Jehová mi Dios, y con
el todos los santos."
Habiendo de esta manera abierto el camino para el restablecimiento de la casa de Judá, Su pueblo, que con anterioridad
ha sido informado por medio de la Verdad presente, volarán al valle donde están asentados los pies del Señor. Volarán
ellos allí tan pronto como si fueran huyendo de un terremoto; y todos los santos seguirán en pos de ellos. Hay varios
hechos en esta misma escritura que prueban que este evento es premilenario: (1) Observen que los pies del Señor paran
sobre el monte en el día de la guerra cuando Jerusalén es tomada por naciones impías. (2) Los que huyen al valle no
descienden del cielo. (3) No pueden ser los impíos porque no huyen de la presencia del señor, sino huyen a El, donde
quedan sus pies. (4) Todos los santos siguen tras ellos. Primeros Escritos p. 53 hace una doble aplicación de esta
escritura, una que es post-milenaria.
"En aquel día, dice Jehová, heriré con aturdimiento a todo caballo, y con locura al que en él sube; más sobre la casa
de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera." Zac. 12:4. Esto es Dios, de forma
sorprendente confunde a los impíos y se ponen a actuar como locos. Al mismo tiempo en que el Señor permite que
sucedan estos acontecimientos, El está protegiendo la casa de Judá.
"En aquel día pondré los capitanes de Judá como brasero de fuego en leña, y como una hacha de fuego en gavillas; y
consumirán a diestra y siniestra todos los pueblos alrededor: y Jerusalén será otra vez, habitada en su lugar, en
Jerusalén." Zac 12:6.
Cuando el Señor hiera los ejércitos de las naciones, El también hará a los capitanes de Judá como un brasero de fuego
en medio de la leña. Así con el "evangelio eterno" devorarán a todos los gentiles alrededor, y así Jerusalén será
habitada por el pueblo fiel de Dios, y entonces el pueblo de Dios habitará seguro en Jerusalén.
Así es que se ve claramente que "en los días de estos reyes [no después de sus días] levantará el Dios del cielo un reino
que
nunca jamás se corromperá; y no será dejado a otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos
reinos, y el permanecerá para siempre." Dan. 2:44.
Luego acontecerá que "vendrán muchas gentes, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de
Jacob; y enseñarános en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la
Palabra de Jehová." Miq. 4:2.
Versos 6, 7--"Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. Y será un día, el cual es conocido de
Jehová, que ni será día ni noche; más acontecerá que al tiempo de la tarde habrá luz."
Estos versos implican que antes de ahora diferentes condiciones "claras" y "obscuras," han sido prevalecientes, pero
no continuarán siendo así por más tiempo. La traducción de la nota marginal para la palabra "clara" es "preciosa," y
para la palabra "obscura," es "densa," indicando que la luz no debe ser alternativamente escasa y abundante, densa y
tenue, luminosa y opaca. En lugar de esto ha de ser firme, y constante. La Escritura, por supuesto, está hablando de
luz espiritual--la Luz de Verdad, conocimiento de Dios. Por ejemplo en los días antes del primer advenimiento de
Cristo, reinaba la oscuridad. Y en los días cuando El vino, su presencia esparció luz por un tiempo, después del cual
siguieron las Edades Oscuras de la religión. Más tarde, por el medio de la Reforma, principió a lucir otra vez la luz
pero escasamente. Después aumentó más esta luz con la proclamación de los Mensajes del Primero, Segundo, y Tercer
Ángel. En nuestro tiempo, sin embargo, el Señor ha prometido por medio del profeta Zacarías una luz constante y
adecuada.
Verso 8--"Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas; la mitad de ellas hacia la mar
oriental, y la otra mitad hacia la mar occidental, en verano y en invierno."
Las "aguas vivas" representan un vivo conocimiento, es decir la Verdad viviente. Los que, por decirlo así, beben de
ello nunca morirán, sino que vivirán para siempre.
Los "montes" en el norte y en el sur hacen que las "aguas" corran solamente del este al oeste de Jerusalén. Así será
el verano y el invierno tanto tiempo como esta agotada tierra dure.
Por esto Jerusalén, el lugar donde asentarán los pies del señor, vendrá a ser la gran división internacional espiritual
para el evangelio eterno. Desde la Jerusalén en el valle de los montes, el ángel proclamará en alta voz, "Temed a Dios,
y dadle honra; porque la hora de su juicio [para los vivos] es venida; y adorad a aquel que ha hecho el cielo y la tierra,
el mar y las fuentes de las aguas." Apoc. 14:7. Entonces el recogimiento de la gente empezará con la amonestación
que sigue:
"Salid de ella [de la Babilonia que entonces cabalga la bestia -- que gobierna el mundo], pueblo Mío, para que no seáis
participantes de sus pecados, y no recibáis de sus plagas." Apoc. 18:4. De esta manera la tierra será "alumbrada" con
la gloria del ángel, y así serán congregados los santos de los cuatro cabos de la tierra.
Verso 9--"Y Jehová será Rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno Su nombre."
El Señor reina primero sobre Jerusalén, y finalmente, después que los santos sean reunidos de los cuatro cabos de la
tierra, El reina sobre toda la tierra.
Versos 10, 11--"Y toda la tierra se tornará como llanura desde Gabaa hasta Rimón al mediodía de Jerusalén:
y ésta será enaltecida, y habitarse ha en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta
primera, hasta la puerta de los rincones; y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey. Y morarán en
ella, y nunca más será maldición; sino que será Jerusalén habitada confiadamente."
Estos versos no necesitan comentario, excepto decir que la antigua idea popular del establecimiento del Reino, no es
conforme a la idea de Dios. Mejor aceptar las ideas de Dios y abandonar las nuestras.
Puesto que el tiempo no nos permite estudiar hoy todo el capítulo, dejemos el resto de ello para el estudio de la próxima
semana, Dios permitiendo.
Sin embargo, antes de que terminemos, demos una corta revista al estudio de esta tarde. Justo antes de que el reino de Judá sea establecido en Jerusalén, la ciudad será tomada, sus casas serán saqueadas y forzadas sus mujeres. Pero no todos irán en cautividad. Es evidente que los que no son cortados de la ciudad, formarán parte de la casa de Judá. En aquel tiempo cuando Jerusalén haya caído y el Señor haya removido todos los obstáculos y dificultades para el recogimiento de Su pueblo, entonces es cuando la casa de Judá será establecida. El pueblo de Dios huirá al "valle" tan rápido como si huyera de un terremoto. Y el Señor herirá los ejércitos de las naciones, mientras que al mismo tiempo protege y exalta a Su propio pueblo.
Por medio del profeta Zacarías, Dios promete a Su pueblo en nuestros días una luz constante y adecuada. Desde
Jerusalén, en aquel día fluirá la Verdad viviente. Entonces será cuando "vendrán muchas gentes y dirán: Venid y
subamos al monte de Jehová." ¡Qué perspectiva! Y qué tragedia si alguno de nosotros deja de hacer su parte para
aproximar ese glorioso día!
Jerusalén la excelsa,
Gloriémonos en ti,
Perpetuo, caro ensueño,
de la ley tuya aquí;
La grey que ya tus glorias
En lontananza ve;
Y al verlas, sus afanes
Redobla por la fe.
Jesús te está alumbrando
Y tú tributas loor
A Aquel que fue inmolado,
Tu Esposo y Redentor.
¡Qué gozo me es, tranquila,
Eterna habitación,
Saber que en ti termina
Mi peregrinación!
Mi dulce patria amada,
¿Mi gozo tu seras?
feliz mansión deseada,
¿Contemplaré tu faz?
¡Ten gozo, tu que gimes
y en polvo siempre vas,
Pues con quien te redime
Por siempre reinarás!