MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN
Daré lectura en el libro El Discurso Maestro de Jesucristo, página 96, al párrafo 2.
D.M.J. p.96-- "El saber y el creer en el amor con que nos ama Cristo es el único requisito esencial para que
podamos recibir y comunicar el amor perdonador de Dios. Trabaja Satanás mediante toda decepción a su
alcance para que no discernamos ese amor. Nos llevará a pensar que nuestras faltas y transgresiones han sido
tan graves que el Señor no oirá nuestras oraciones, y que no nos bendecirá ni nos salvará. No podemos ver en
nosotros mismos nada más que flaqueza, nada que nos recomienda a Dios, y Satanás nos dice que todo
esfuerzo es inútil, que no podemos remediar nuestros defectos de carácter. Cuando tratemos de acercarnos a
Dios, sugerirá el enemigo, "De nada vale que ores; ¿Acaso no hiciste esa maldad? ¿Acaso no has pecado contra
Dios y contra tu propia conciencia? Pero podemos decir al enemigo que "la sangre de Jesucristo . . . nos
limpia de todo pecado". Cuando sentimos que hemos pecado, y no podemos orar, es entonces la hora de orar.
Podemos estar avergonzados y profundamente humillados, pero debemos orar, y creer."
Vemos aquí que el estudiado propósito de Satanás es el de desanimarnos, haciendonos pensar que Dios no nos ama,
y que El no puede librarnos de nuestros pecados. Pero debemos resistir estas sugestiones del Enemigo. Cuando vemos
que somos pecadores, entonces es el tiempo oportuno para que nosotros vengamos a Dios y creamos en El.
LA FE DE LOS JUDÍOS Y LOS CRISTIANOS EN
LOS PROFETAS
Texto de la Alocución por V. T. Houteff,
Ministro de los D. Adventistas del Séptimo Día
el Sábado, 16 de Noviembre de 1946
Capilla de Mt. Carmel
Waco, Texas
Consultemos los escritos del profeta del evangelio a quien los Judíos cruelmente aserraron en dos.
Isa. 1:18, 19--"Venid luego, dice, pues Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si
quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra."
El profeta del evangelio fue instruido para introducir su libro con esta recomendación para el pueblo profeso de Dios.
Y nosotros, que creemos que las profecías de Isaías son en la actualidad aplicables, no debemos descuidar por nada el
cumplimiento de esta recomendación llena de sana inspiración. Nuestro primer cuidado será el de considerar el éxito
y los fracasos de los que nos han pasado antes.
Refresquémonos nuestra memoria primero considerando la actitud de los Judíos hacia los profetas. Los Judíos más bien
que ir a los profetas con el propósito de aprender y razonar, iban a ellos con el odio y la malicia en sus corazones, y
con instrumentos de crueldad. .(No debemos hacer esto). Este mal espíritu prevaleció entre los Judíos durante toda su
historia. Fue manifestado aún en contra de Moisés, aunque por cuarenta años guió a los Judíos con maravillosos y
divinos milagros, en todos sus caminos desde las ladrilleras de Egipto hasta los bordes de la Tierra Prometida.
El remanente finalmente cruzaron el Jordán sólo porque creyeron con todo su corazón el que Moisés era un portavoz
de Dios, y porque cesaron de murmurar, y recibieron y obedecieron ordenes. Los hebreos siempre después apreciaban
grandemente sus escritos. Y su veneración reverente por el Pentateuco continuó entre los Judíos aún en los días de
Cristo. Como hombre de Dios, y emancipador de la nación y fundador de sus ceremonias sagradas fue altamente
estimado.
De acuerdo con su propia manera de razonar, los Judíos honestamente venían a la conclusión de que no tenían
necesidad de más profetas. Según su manera de ver, los escritos de Moisés estaban completos. Nada les hacía falta.
Contenían ambas leyes la civil y la religiosa. Por lo tanto, no vieron necesidad de mayor luz y ninguna necesidad de
otro profeta. Por su incredulidad en los profetas, fallaron en ver que su reino fue sólo un tipo de uno más grande para
venir, fallaron en ver que la Verdad de Dios es progresiva y siempre sigue desarrollándose, que cada generación ha
de tener Verdad adicional especialmente adaptada a sus necesidades particulares. Su ceguera a esto fue su pecado
fundamental que los impulsó hacia la ruina.
Mientras que los judíos se jactaron de su fe en los escritos de Moisés, Jesús los reprendió diciendo "..."Porque si
vosotros creyereis a Moisés, creerías a Mí; porque de Mí escribió él." Jn.5:46. El realmente se referiría a lo siguiente:
Deut. 18:15-- "Profeta de enmedio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios: a él oiréis."
Del Mesías para venir, Zacarías escribió:
Zac. 9:9 --
"Alegrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén: he aquí, tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
humilde, cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna."
Aunque profesaron creer tanto en Moisés como Zacarías, con todo no prestaron atención a cualquiera de estos pasajes,
y siempre después, una maldición se ha reposado sobre ellos.
Al rechazar a los profetas, los Judíos creían que seguramente guardaban afuera el engaño, y que en realidad eran leales
a los escritos de Moisés, y por consiguiente, a Dios. Esto era lo que ellos creían así en los días de Jesús como Israel
creía en los días de Elías.
Notemos que cayeron en ruina sólo porque no querían prestar atención a los profetas quienes fueron enviados para
reformar sus caminos, para corregir sus interpretaciones equivocadas de los escritos de Moisés y para alumbrar el
sendero de sus pies el resto del camino-- claro hasta el Paraíso.
Y de esta manera habiendo sido desprovistos a sí mismos del don del Espíritu de Profecía, poniendo los profetas a un
lado, cortaron completamente la línea de comunicación con el Cielo, y fueron dejados en grandes tinieblas y guiados
al error, fanatismo, y crimen. Llegaron a ser auto-suficientes, orgullosos, y alteranos.
Se tenían por enriquecidos en bienes, sin necesidad de nada más. De esta forma sus perversiones de las Escrituras
mediante sus interpretaciones no inspiradas, hicieron que perdieron su camino, y finalmente para rechazar y hasta
crucificar a su Redentor por tanto tiempo esperado.
Los judíos se sirvieron de los escritos de Moisés como un arma poderosa contra Cristo y los profetas de aquel día. Sin
embargo, a una que otra vez se vieron obligados a reconocer que sus padres muertos fueron culpables de la sangre de
los profetas. Lo mismo es cierto hoy. Muchos reconocen que el sectarianismo se alimenta sobre las interpretaciones
no inspiradas de las Escrituras, con todo no esperan interpretes inspirados.
De esta forma rechazan a Elías antitípico aun antes de su apariencia, aunque las Escrituras predicen definitivamente
su venida antes del día de Jehová grande y terrible, antes que comience el Juicio para los Vivientes.
Si aceptamos el consejo de la Inspiración para venir y razonar juntos mientras que examinamos nuestra actitud para
con los profetas, luego un lugar excelente donde empezar es:
Gen. 49:10--
"No será quitado el cetro de Judá, y el legislador de entre sus pies, hasta que venga Shiloh; Y a El se congregarán
los pueblos."
Moisés escribió aquí que los pueblos se congregarán a Judá, y que cuando Shiloh venga, Judá tendrá su propio rey y legislador. ¿Como Adventistas del Séptimo día creemos en esta parte particular de los escritos de Moisés? Si no es así, entonces nuestra posición ante Moisés no es mejor que la que tuvieron los judíos.
Para examinar nuestra posición ante el resto de los profetas, no necesitamos cambiar de este asunto que Moisés presentó
en esta escritura. Observen que la Biblia contiene entre los escritos del profeta Moisés y los de Isaías, la historia escrita
de los jueces, y los reyes. Isaías viene a ser entonces el profeta próximo a quien debemos ir después de Moisés.
Isa.2:1, 2-- "Lo que vio Isaías, hijo de Amós, tocante a Judá y a Jerusalén. Y acontecerá en lo postrero de los
tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los
collados, y correrán a él todas las gentes."
No a Takoma Park, ni a Mt. Carmel Center, ni a ningún otro lugar, sino a la casa de Judá y de Jerusalén afluirán
finalmente todos los conversos de todas las naciones. Vemos aquí que Isaías testifica absoluta y claramente que los
pueblos se congregarán a Judá. ¿Y usted?
Leamos en Jeremías que es el segundo profeta después de Isaías.
Jer.31:6-- "Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sión,
a Jehová nuestro Dios."
Saben que "El monte de Efraín," es el sitio del reino antiguo de las diez tribus, Israel. Entonces de acuerdo con esta
escritura, el reino de Israel que aún está perdido entre las naciones, algún día vendrá de los cuatro rincones de la tierra
para gozosamente reunirse con el reino de Judá. Así será la congregación de todos los pueblos.
Jer. 31: 7, 8-- "Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza
de gentes; haced oír, alabad, y decid: ¡Oh! Jehová, salva a tu pueblo, el resto de Israel. He aquí yo los vuelvo de
tierra del Aquilón, y los juntaré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer preñada y la parida
juntamente; en grande compañía tornarán acá."
Jeremías revela que la congregación a Judá será de los cuatro rincones de la tierra. Verdaderamente, Jeremías, como
Moisés y Isaías, los tres, hablan lo mismo en el tema. La pregunta es ¿Creen ustedes lo que dicen? De otro modo, son
mejores que lo fueron los judíos?
Ahora probemos nuestra posición con el profeta Ezequiel.
Ezq. 36:17-27-- "Hijo del hombre, morando en su tierra la casa de Israel, la contaminaron con sus caminos y sus
obras: como inmundicia de menstruación fue su camino delante de Mi. Y derramé Mi ira sobre ellos por las
sangres que derramaron sobre la tierra; porque con sus ídolos la contaminaron. Y esparcílos por las gentes, y
fueron aventados por las tierras: conforme a sus caminos y conforme a sus obras los juzgué. Y entrados a las
gentes a donde fueron, profanaron Mi santo nombre, diciendose de ellos: Estos son pueblos de Jehová, y de su
tierra de El han salido. Y he tenido lástima en atención a Mi santo nombre, el cual profanó la casa de Israel
entre las gentes a donde fueron.
"Por tanto, dí a la casa de Israel: Así ha dicho el Señor Jehová: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino
por causa de Mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las gentes a donde habéis llegado. Y santificaré
Mi grande nombre profanado entre las gentes, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las gentes
que Yo soy Jehová, dice el Señor Jehová, cuando fuere santificado en vosotros delante de sus ojos.
Y yo os tomaré de las gentes, y os juntaré de todas las tierras, y os tornaré a vuestro país. Y esparciré sobre
vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de
piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros Mi espíritu, y haré que andéis en mis
mandamientos, y guardaréis mis derechos, y los pongáis por obra."
¿Qué más puede decir la Inspiración para que el asunto sea más claro? Dios clara y solemnemente promete recrear y
re-edificar el antiguo reino, y establecerlo en su propia tierra. Esto ha de hacer después que Judá y Israel esparcidos
entre las naciones Gentiles, y asimilados por ellas, hayan perdido su identidad racial-- luego como Cristianos, no como
judíos, El ha de recogerlos de los cuatro rincones de la tierra y traerlos a su propia tierra. (Y además, las Escrituras
enseñan que son como la arena de la mar por multitud.) Esto El ha de efectuar, saben, no porque sean dignos, no
porque hayan sido buenos antes ni durante su dispersión entre los gentiles, sino porque es anhelante para santificar
Su Propio nombre entre los paganos.
Además, después de que El los congregue de todos los países y los traiga a su propia tierra, entonces promete
limpiarlos eternamente de todas sus inmundicias y de su idolatría. -- quitar todos los defectos que el pecado haya
dejado en ellos.
Entonces es el tiempo cuando El pondrá su Espíritu dentro de ellos, y los capacitará para que guarden todos sus juicios
sin fallo. Observen detenidamente que no importa nuestras ideas e opiniones todas estas cosas toman lugar después
que el pueblo de Dios regresen a la tierra de sus padres.
Los 144,000 descendientes de Jacob, cuyos padres fueron asimilados por las naciones Gentiles y quienes así por los
siglos perdieron su identidad racial, son las primicias, los primeros para ser recogidos a Judá. Ellos son aquellos que
paran sobre "el monte de Sión con el Cordero." Apoc. 14:1. Los descendientes fieles de los judíos quienes componían
la iglesia Cristiana, y quienes perdieron su identidad nacional llamándose cristianos (Hechos 11:26), también han de
recogerse de todas partes y ser traídos a Judá.
Finalmente, si estas profecías no han de cumplirse, como supone el ángel de la iglesia de Laodicea, y si el pueblo de
Dios no han de regresar a su tierra natal, entonces ¿Cómo serán limpiados de sus inmundicias puesto que este limpiar
ha de realizarse allí solamente? ¿Cómo serían cambiados sus corazones? ¿Y qué es lo que les capacitará para guardar
Sus estatutos y juicios a menos que como prometido, con anterioridad reciban de Su Espíritu en la Tierra Prometida?
De hecho, si estas profecías fallaran en su cumplimiento, ¿cómo será entonces posible para el pueblo de Dios el
mantenerse firme ante un puro y santo Dios? ¿Cómo podrían ellos obtener inmortalidad y ser listos para la traslación
si no cumplieran con las profecías, con la voluntad expresa de Dios, y con el plan para Su pueblo? ¿Y si son ignorantes
de estas profecías, el cumplimiento del cual es durante el Juicio para los Vivos, la cosecha, el tiempo de recoger, ¿Qué
oportunidad tienen para sobrevivir el día de Jehová grande y terrible?
Para ser más específico, si la denominación fracasa en reconocer y aceptar estas promesas, ¿entonces a dónde serán conducidos los laicos de aquí en adelante? Seguramente no al Reino si los dirigentes no creen en ello. ¿Creen ahora en Moisés, en Isaías, y Ezequiel? O todavía prefieren creer en las fábulas inventas por los hombres?
Siguiendo al profeta Ezequiel es el profeta Daniel. Recordemos incidentalmente, para principiar que él no profetizó
a los Judíos, sino a los Caldeos y Medos y Persas. Los Judíos lo aceptaron como profeta solamente cuando vieron el
cumplimiento de sus profecías. Sin embargo, la pregunta interesante ante nosotros es, ¿Creemos plenamente en los
escritos de Daniel? A ver.
Dan. 2: 44, 45--
"Y en los días de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá: y no será dejado a otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre.
"De la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con manos, la cual desmenuzó al hierro, al
metal, al tiesto, a la plata, y al oro; el gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo porvenir: y el
sueño es verdadero, y fiel su declaración."
De acuerdo a las propias palabras de Daniel, la piedra es símbolo, no de otra cosa, sino del Reino, el que en la parábola
del trigo y cizaña Jesús llama "granero," el lugar donde El coloca el trigo después que sea separado de la cizaña (Mat.
13:30). Ahora observe cuidadosamente que según la interpretación de Daniel, la piedra simboliza el Reino, el cual Dios
levantará en sus días, y que el Reino piedra misma, no otra cosa, desmenuzará a la imagen.
Si nuestra interpretación de la piedra contradice a Daniel en su interpretación entonces no sólo rechazamos la
Inspiración de Daniel, ¡sino hasta torcimos la Palabra de Dios! Mejor no lo hagamos. Ahora vayamos al profeta Oseas.
Os. 1:11; 3:5--Y los hijos de Judá y de Israel serán congregados en uno, y levantarán para sí una cabeza, y
subirán de la tierra: porque el día de Jezreel será grande... Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a
Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y su bondad en el fin de los días."
¿Puede creer uno a Oseas en este asunto importante del Reino si no cree a los profetas que le precedieron y que
enseñaron exactamente como él?--Seguro que no.
Ahora consultemos las profecías de Joel.
Joel 3:1, 2-- "Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré tornar la cautividad de Judá
y de Jerusalén. Y juntaré todas las gentes, y harélas descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con
ellos a causa de Mi pueblo, y de Israel Mi heredad, a los cuales esparcieron entre las naciones, y partieron mi
tierra."
Cuando Dios dé libertad a los hijos antitípicos de Judá y de Jerusalén, la iglesia de hoy, y los lleve otra vez a su propia
tierra, entonces es cuando, deben notar, reunirá a todas las naciones en el valle de Josafat. Allá para juzgarlos -- separar
lo bueno del mal, (Mat. 13:47, 48), las ovejas de las cabras (Mat. 25:32). Y esta obra usted debe saber es la obra del
juicio para todos los vivientes. ¿Rechazaremos nosotros también a Joel juntamente con los profetas antes de él, y por
consiguiente el mensaje del Juicio para los vivos después de predicar el mensaje del Juicio para los muertos por más
de un siglo? Piensen en lo que dicen las Escrituras y de esta manera resolver abandonar a todas las otras voces. ¿Y
qué acerca de su creencia en Amós? Leamos ahora:
Amos. 9:9-15--
"Porque he aquí yo mandaré, y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las gentes, como se
zarandea el grano en un harnero, y no cae un granito a la tierra. A cuchillo morirán todos los pecadores de Mi
pueblo, que dicen: No se acercará ni nos alcanzará el mal. En aquel día Yo levantaré el tabernáculo de David,
caído y cerraré sus portillos, y levantaré sus ruinas, y edificarélo como en el tiempo pasado; para que aquellos
sobre los cuales es llamado Mi nombre, posean el resto de Idumea, y a todas las naciones, dice Jehová que hace
esto. He aquí que vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que
lleva la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. Y tornaré el cautiverio de Mi
pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; y plantarán viñas, y beberán el vino de
ellas, y plantarán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán
arrancados de su tierra que yo les dí, ha dicho Jehová Dios tuyo."
Desde que Amós aún con más énfasis nos da el mismo testimonio que todos los otros profetas antes de él, y puesto que
el lenguaje sobre el tema es claro como cristal, igual como el lenguaje de todos los profetas anteriores de tal manera
que no necesita comentario, ¿qué haremos nosotros con él? Leamos ahora a Abdías.
Abd. 1:15-18--
"Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las gentes: como tú hiciste se hará contigo: tu galardón volverá
sobre tu cabeza. De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán todas las gentes de continuo;
beberán y engullirán, y serán como si no hubieran sido. "Mas en el monte de Sión habrá salvamento, y será
santidad, y la casa de Jacob poseerá sus posesiones. Y la casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama,
y la casa de Esaú estopa, y los quemarán, y los consumirán; ni aun reliquia quedará en la casa de Esaú, porque
Jehová lo habló."
El profeta que sigue es Jonás, pero trataremos su profecía cuando estudiemos la profecía del profeta Nahúm.
Veamos ahora lo tocante al profeta Miqueas.
Miq. 3:12; 4:1,2-- "Por tanto, a causa de vosotros será Sión arada como campo, y Jerusalén será majanos, y el
monte de la casa como cumbres de breñal. Y acontecerá en los postreros tiempos, que el monte de la casa de
Jehová será constituido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él pueblos. Y vendrán
muchas gentes, y dirán; Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y enseñarnos en sus
caminos, y andaremos por sus veredas: porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová."
Tan enfáticamente como todos los profetas antes de él, Miqueas declara que después de la destrucción del antiguo
"monte," (el reino), en los últimos días viene de nuevo el establecimiento del reino, y que las gentes y naciones fluirán
a ello, porque la Ley y la Palabra del Señor saldrán de Sión y de Jerusalén. ¿Cerrarán sus oídos y ojos contra esta
promesa? ¿O como siervos de Dios piensan estar allá con las primicias? Espero que sea lo segundo. Ahora llegamos
a la profecía de Nahúm.
Nah. 1:12, 13, 15,
"Pero así ha dicho Jehová: "Aunque vivan reposadamente y sean muchos, con todo serán cortados y pasarán.
Y aunque yo te haya afligido, no te afligiré más. Ahora quebraré su yugo de sobre ti y romperé tus coyundas.
He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que pregona la paz. Celebra, oh Judá, tus
fiestas, cumple tus votos: porque nunca más pasará por ti el malvado; pereció del todo."
La carga de Nahúm es concerniente a la restauración y caída de Asiria, los poderes que los gobiernan en el día cuando
El restaure el reino de Judá de los últimos días; en el día cuando rompa el yugo de Asiria, en el día cuando rompa la
ligaduras que atan a su pueblo. En aquel día El envía a Su mensajero para llevar buenas nuevas a Su pueblo, nuevas
de paz mientras que el mundo está trastornado con guerras.
Mediante Su mensajero El amonesta a Su pueblo a ser fieles a sus votos, pues El ha de quitar de entre ellos a los
impíos. Asiria ha de salir para que Judá ocupe. "Porque Asiria será hecha pedazos a causa de la voz de Jehová, la que
golpeaba con palo." Isa. 30:31. Ahora El amonesta.
"Volved, oh hijos de Israel, a aquel contra quien os habéis rebelado de manera tan radical! Porque en aquel día
[el día cuando Asiria caiga] el hombre repudiará sus ídolos de plata y sus ídolos de oro que para vosotros han
hecho vuestras manos pecadoras. Entonces Asiria caerá a espada, pero no de hombre. Lo consumirá la espada,
pero no de ser humano. El huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán sometidos a trabajo forzado.
Su fortaleza se desvanecerá a causa del terror; y sus dirigentes tendrán pavor a causa de la bandera, dice Jehová,
quien tiene su fuego en Sión y su horno en Jerusalén." Isa. 31: 6--9.
La purificación (Juicio), se ve aquí, se realiza de Sión y Jerusalén. Y por medio de Malaquías el Espíritu hace la
pregunta. " ¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida? ó ¿quién podrá estar cuando él se mostrará? Porque él es
como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y sentarse ha para afinar y limpiar la plata: porque limpiará los
hijos de Leví, los afinará como á oro y como á plata; y ofrecerán á Jehová ofrenda con justicia." Mal. 3: 2, 3. ¿Acepta
usted a Nahúm? Y puesto que la profecía de Jonás es una contraparte o tipo de la de Nahúm, luego si rechaza a
Nahúm, automáticamente rechaza a Jonás, también.
Al profeta Habacuc se le dijo "escribe la visión y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella".
Hab. 2:3-- "Aunque la visión tardará aún por tiempo, más al fin hablará, y no mentirá: aunque se tardare,
espérala, que sin duda vendrá; no tardará."
Entonces Habacuc oró, diciendo:
Hab. 3:12, 13-- "Con ira hollaste la tierra, con furor trillaste las gentes. Saliste para salvar tu pueblo, para salvar
con tu Ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, desnudando el simiente hasta el cuello. Selah."
¿Podemos nosotros orar por la misma cosa que oró Habacuc?--¿Que el Señor salga para salvación de Su pueblo, que
la visión sea cumplida sin dilación, y que corramos nosotros a proclamar las buenas nuevas? Si no es así, entonces
verdaderamente desdeñamos a Habacuc.
Veamos lo que Sofonías dice concerniente a la casa de Judá -- el monte del Señor.
Sof. 2:5-7--¡Ay de los que moran a la parte de la mar, de la gente de Cheritim! La palabra de Jehová es contra
vosotros, oh Canaán, tierra de Palestinos, que te haré destruir hasta no quedar morador. Y será la parte de la
mar por moradas de cabañas de pastores, y corrales de ovejas. Y será aquella parte el resto de la casa de Judá;
allí apacentarán: en las casas de Ascalón dormirán a la noche; porque Jehová su Dios los visitará, y tornará sus
cautivos."
Desde que la profecía de Sofonías definitivamente dice que el Señor restablecerá el reino de Judá, no es necesario hacer
comentario ninguno acerca de esto, así es que podemos pasar inmediatamente a la profecía de Zacarías.
Zac. 1:20, 21 -- "Mostróme luego Jehová cuatro carpinteros. Y yo dije: ¿Qué vienen éstos á hacer? Y
respondióme, diciendo: Estos son los cuernos que aventaron á Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos
han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las gentes, que alzaron el cuerno sobre la tierra
de Judá para aventarla."
Una vez Dios levantó "cuernos," naciones, para esparcir a Su pueblo lejos de su tierra, pero estos "cuernos" ahora en
la restauración de " todas las cosas," se ven que han venido a ser "carpinteros." Así que mientras ellos como cuernos
arrojaron los Gentiles fuera de la tierra prometida, como carpinteros han de edificar para Judá. Leamos ahora de
Malaquías, el último de los profetas del antiguo Testamento.
Mal. 3:1-3--
""He aquí, Yo envió mi mensajero, el cual preparará el camino delante de Mi: y luego vendrá a su templo el
Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de
los ejércitos. ¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar de pie cuando El se
manifestare? Porque El es como fuego purificador, como jabón de lavadores. Y sentarse ha para afinar y limpiar
la plata: porque limpiará los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata; y ofrecerán a Jehová ofrenda
con justicia."
Si, en la faz de todas estas enseñanzas claras e inequívocas de todos los profetas, nosotros como Adventistas del
Séptimo Día dejamos de dar atención a la Verdad de la purificación de la Iglesia (el Reino aquí tratada), el mensaje
del Juicio para los Vivos y de la restauración del reino de Judá, -- el santuario para los purificados, con seguridad
otros ciertamente vendrán y tomarán el lugar nuestro para proclamarla. Entonces nosotros, juntamente con los Judíos
llevaremos toda la culpa de rechazar todos los profetas desde que el mundo empezara. ¿Por qué?--Porque al menos que
realmente creamos todo lo que los profetas han escrito, nuestra mera pretensión de creer en ellos significará tanto a
los cielos como lo que significa para Dios la fe de los Judíos en los escritos de Moisés. ¿Cómo? Predicando el evangelio
del Reino y a la vez ¡negando el Reino Mismo!
Para terminar daré lectura en Primeros Escritos en el capítulo titulado, "El Fuerte Clamor"
"Este mensaje (esto es, el mensaje que constituye el Fuerte Clamor) parecía ser un complemento [adición en inglés]
del tercer mensaje, pues se le unía como el clamor de medía noche se añadió al mensaje del segundo ángel en 1844"
P. E. p. 277--." Y en la página 118 leemos: "Vi luego el tercer ángel. Dijo mi ángel acompañante: "Su obra es terrible.
Su misión es tremenda. Es el ángel que ha de separar el trigo de la cizaña, y sellar o atar el trigo para el granero
celestial. Estas cosas debieran absorber completamente la mente y la atención."
El autor de estas declaraciones dice claramente que el Fuerte Clamor no consiste en mucho ruido sino en un mensaje
adicional. Y que el mensaje del tercer ángel en el fin del mundo, no al mismo fin, ha de separar el trigo de la cizaña.
¿Quién entre nosotros será
tan necio para cerrar sus ojos y oídos al testimonio de los profetas, para al fin clamar en consternación. "Ha pasado
la siega, se ha acabado el verano, -y nosotros no hemos sido salvos!" Jer. 8:20
Ahora, si como iglesia ni hasta esperamos un mensaje adicional, además de rechazar a los profetas anteriores, entonces,
¿Cuanto mejor es nuestra actitud para con Dios y sus profetas de hoy y también los de ayer?
Los Judíos querían su propio reino, un reino de este mundo (con santos y pecadores en él). Sí, querían un reino en la
tierra pero no en el cielo. Y lo que es más ellos lo querían con dos mil años de anticipación. Irónicamente ahora que
es el tiempo de la restauración del Reino, la Denominación toma una actitud opuesta. Quiere que el reino sea en los
cielos y no en la tierra. Sin duda quiere abordar el "carro" desde Takoma Park. Y además de eso, mientras el Señor
dice que El ha de salvar naciones, la Denominación dice que solamente 144,000 hijos de Jacob, y por consiguiente
¡ninguno de los hijos de otras naciones!
Los Judíos no querían nada que no fuera lo que ellos deseaban, y justamente nada obtuvieron. Así sucederá con la
denominación si esta Verdad adicional tan clara Bíblica, y el ejemplo de los Judíos no le ayuda a ver que ella como si
fuera, "está siendo arrastrada al mar sin compás ni brújula. "--Cristo Nuestra Justicia, p. 37 [en inglés, edición 1941].
Si ella sigue queriendo nada más de lo que ella quiere, es cierto que no nada es lo que debe esperar.
¿Ruego digan, que más se debe uno esperar de una creencia parcial en los profetas, de una privada interpretación
humana, de un método de explicar para anular las Escrituras, convirtiendo en misterio los sencillos pasajes de las
Escrituras por el uso de traslaciones en favor de sectas particulares, y desconocidos manuscritos? Que adherirnos "al
libro santo del Señor" que Su boca mandó, y cuyos manuscritos Su "espíritu reunió?" Isa. 34:16.
Digan cualquier cosa contra los Judíos, pero mi investigación me dice que como Adventistas los estamos superando
en travesuras.
Además vemos que nuestro estudio en esta tarde es un resumen del mensaje a los Laodicenses, quienes piensan que
ellos son ricos y están enriquecidos con bienes, y de nada tienen necesidad. Aunque tienen necesidad de todo. Deberían
despertarse pronto a su pobreza.
Para estar seguros, el presente estado de cosas parece sombrío. Pero aún todavía mirando que este día nublado y obscuro reserva un futuro de gloria incomparable, digamos con el profeta Habacuc: "Aunque la higuera no florecerá, ni en las vides habrá frutos; mentirá la obra de la oliva, y los labrados no darán mantenimiento, y las ovejas serán quitadas de la majada, y no habrá vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salud." Hab. 3:17, 18. De esta manera, justo como los apóstoles vencieron al enemigo de la Iglesia en sus días, de la misma manera lo venceremos en nuestro día.