MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN
Daré lectura en el libro El Discurso Maestro de Jesucristo, los párrafos uno y dos de la página 93 y el párrafo uno de la página 95, en seguida tendremos unos momentos de oración.
D.M.J. p. 93--"Al orar, Danos hoy nuestro pan cotidiano, pedimos para los demás tanto como para nosotros mismos.
Reconocemos que lo que Dios nos da no es para nosotros solos...El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra en bendiciones, en bendiciones también segará... Al enseñarnos a pedir cada día lo que
necesitamos,--tanto bendiciones temporales como espirituales,--Dios desea llenar un propósito para beneficio nuestro."
La experiencia de la institución es una buena ilustración del hecho de que los que bendicen a otros, serán bendecidos también.
Vosotros sabéis que esta Institución principió a construirse en 1930, precisamente en el tiempo de la depresión. Y su obra principió
con nada más que una revelación del Señor. Bajo todos respectos su comienzo era el más pequeño de los pequeños y el más pobre
de los pobres y mientras que incontables individuos y organizaciones de negocios se pusieron en quiebra y fueron reducidos a la
pobreza, esta Institución creció y prosperó. Fue bendecida de esta manera porque en lugar de acumular sus beneficios, los
compartió liberalmente. Y si esta Institución pudo ser lo que es por practicar tal principio desinteresado, aún en el tiempo de la
depresión, de la misma manera los individuos pueden cosechar semejantes bendiciones si observan la misma regla.
De acuerdo con esto debemos orar porque nos sea concedida la comprensión de lo que significa decir, "Danos hoy nuestro pan cotidiano," y saber que el egoísmo conduce a la pobreza y que la buena mayordomía y la liberalidad conducen a la abundancia; que como Cristianos sepamos positivamente que tomar el nombre de Cristo significa hacer lo que Cristo hacía -- bendecir la humanidad, que el mundo sepa que estamos aquí para hacerlo bien, no para ser una carga para ello.
REAVIVAMIENTO Y REFORMACIÓN
Texto de la Alocución que V. T. Houteff,
Ministro de los D. Adventistas del Séptimo Día
Sábado, 2 de Noviembre de 1946
Capilla de Mt. Carmel
Waco, Texas
Empecemos nuestro estudio esta tarde donde lo dejamos en el previo estudio de las profecías de Hageo y Zacarías.
Volvamos a
Hag. 2:1-3-- "En el mes séptimo, a los veintiuno del mes, fue palabra de Jehová por mano del profeta Hageo,
diciendo: Habla ahora a Zorobabel hijo de Saltiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, gran
sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo: ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su
primera gloria, y cual ahora la veis? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?"
Como fue en los días del tipo, en los días de Hageo, así debe ser en los días del antitipo, en nuestros días. Podemos
ver en esto que así como la Palabra de Dios fue dirigida a los gobernadores, al pontífice, y al pueblo en general, así
la Palabra de Dios ahora tiene que ser declarada a todo el pueblo, sin distinción de rango o condición en la vida.
La Palabra de Dios a todo el pueblo en los días de Zacarías y de Hageo, fue que los edificadores consideraran al gran
dolor de sus corazones que la gloria del templo que edificaban fue en sus ojos como nada en comparación con la gloria
del templo de Salomón. Versos 4, 5--"Pues ahora Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también Josué,
hijo de Josadac, gran sacerdote; y cobra ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y obrad: porque Yo soy
con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. Según el pacto que concerté con vosotros a vuestra salida de Egipto,
así mi espíritu estará enmedio de vosotros: no temáis."
El Señor aseguró a su pueblo que el amor que El les tenía no se había reducido, y que Su poder para librar y ayudar
fue todavía lo mismo como cuando sacó a sus padres fuera de Egipto; como El no había fallado a Su pueblo en aquellos
tiempos, El no había de fallarles a ellos tampoco, y que Su espíritu todavía estaba con ellos.
Versos 6-8 --" Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí á poco aun haré yo temblar los cielos y la tierra,
y la mar y la seca: Y haré temblar á todas las gentes, y vendrá el Deseado de todas las gentes; y henchiré esta
casa de gloria, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mía es la plata, y mío el oro, dice Jehová de los ejércitos."
Que en estos versos la profecía todavía ha de cumplirse, es muy obvio, pues en el día este templo se edifique, Dios ha
de sacudir los cielos, la tierra, y las naciones; que su esperanza entonces ha de llegar y que el templo ha de henchirse
con gloria; que los edificadores no han de preocuparse de dinero.
Sí, es verdad que el hombre controla el oro y la plata, pero no podemos olvidar que todo esto pertenece a Dios, y que
si El lo necesita, El tiene la capacidad de conseguirlo y hacer lo que quiera con ello, que los edificadores no necesitaban
preocuparse de escasez si ellos lo usaran como Dios desea. Puesto que queda claro que el antiguo templo fue típico
de un templo para edificarse en el día que Dios sacude los cielos, la tierra y las naciones, el tema llega a ser
absolutamente claro que la Inspiraion aquí se refiere a un templo antitipico.
Verso 9-- "La gloria de aquesta casa postrera será mayor que la de la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos."
La promesa es que la gloria que revistió el templo de Salomón, será superada en mucho por el templo antitípico que
ha de construirse por la iglesia purificada, la iglesia durante el tiempo de la cosecha, el tiempo en el cual Dios sacude
el cielo, y las naciones durante el día de Jehová grande y terrible.
Desde que todavía estas promesas no fueron cumplidas en el día del templo de Zorobabel, el asunto está claro como
el cristal: han de cumplirse ahora, y puesto que las verdades para estos últimos días son ahora reveladas a nosotros,
tenemos que ser los edificadores de ello, la gloria de la cual ha de exceder toda la gloria de lo pasado. Más aun, el lugar
donde este templo Antitípico ha de ubicarse ha de tener la paz, y la forma en que se logra completamente esa paz se
nos dice en--
Versos 21, 22-- "Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra; y
transtornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza del reino de las gentes; y trastornaré el carro, y los que
en él suben; y vendrán abajo los caballos, y los que en ellos montan, cada cual por la espada de su hermano."
Vemos otra vez que el día que el Señor haga temblar los cielos y la tierra, El destruirá los reinos de la tierra
permitiendo que se maten el uno al otro. No es sorprende pues que las naciones están ahora en la competencia de
acumular armas y el mundo entero está al borde de caer en el más sangriento conflicto jamas conocido. Será difícil
para cualquiera venir a la conclusión sino que el día del Señor, profetizado por Hageo está a la mano.
Puesto que Zorobabel es un "sello" un tipo o un símbolo de los edificadores en el día que el Señor haga temblar los
cielos y la tierra, entonces la descripción que Ezequiel hace del templo místico (capítulos 40-47) que todavía ha de
edificarse podría ser el modelo del templo antitípico de Zorobabel.
"Pero", preguntaréis vosotros, ¿"no es esta idea contraria a nuestras antiguas creencias?" Concedo que lo es. Pero
¿Seguiremos con lo que hemos creído, o con lo que la palabra de Dios dice? ¿Y para cual propósito son estas profecías
si no para que les prestemos atención? Y ¿Por qué son reveladas ahora y traídas a nuestra atención si esto no es el
tiempo en el cual Dios ha de manifestar Su poder y lograr todas estas cosas? Debe recordarse que no somos los
primeros o únicos que han tenido que cambiar su manera de pensar; nosotros no somos los primeros en descubrir que
los planes de Dios son opuestos a nuestros planes. Moisés encontró que su plan para libertar a los hijos de Israel de la
esclavitud de los Egipcios, no era el plan de Dios. Tambien el plan de Dios para la ruta que habían de tomar en su viaje
a la tierra prometida no fue el plan de ellos. Los apóstoles positivamente creyeron que Cristo había de establecer Su
reino a Su primer advenimiento, pero ellos, también se vieron obligados a cambiar su creencia. Más aun, puesto que
los hebreos, esclavos de los cuales, Dios había hecho reyes, tenian la promesa que su reino había de quedar para
siempre, se vieron muy atonitos cuando fue derribado. Y han habido todas clases de sorpresas desde el amanecer de
la historia.
Los pioneros de la denominación Adventista del Séptimo día esperaban que el Señor vendría tan pronto como 144,000 conversos se unieran a la iglesia, y esperaban vivir para verlo venir. La membresía de la iglesia, sin embargo, ya cuenta varias veces el número 144,000, los pioneros son muertos, y el Señor todavía no ha venido. Por eso la cuestión no es si queremos cambiar nuestra forma de pensar o no, sino si no es obligatorio hacerlo.
Años atrás se nos dijo: "Los obreros se sorprenderán de la sencillez de los procedimientos que El usará para
perfeccionar y cumplir su obra de justicia. Los que son tenidos por obreros fieles necesitan acercarse más a Dios, porque
ellos necesitan recibir el toque divino." "Testimonios para los Ministros", p. 300.
Por supuesto, mientras que la Inspiración desenvuelve el Rollo, es de esperar que nos hallará sorprendentemente
ignorante de muchas cosas -- la misma razón por la cual se lo revela. Si, por lo tanto, fallamos en cambiar nuestras
ideas para las del Señor, entonces ¿Qué esperanza hay de que seamos nosotros iluminados y hechos idóneos para la
eternidad? Nuestras propias ideas han de caer de plano y las profecías del Señor han de ser "levantadas en lo alto."
Nuestro deber es probar la Palabra de Dios correcta en lugar de aferrarnos tenazmente a nuestras pre-concepciones y
errores hasta que Dios mismo se levante ante nosotros para ponernos en vergüenza.
Como Adventistas del Séptimo Día nos jactábamos una vez de que "sabíamos bien nuestra Biblia." Pero desde que este
grupo dejara de jactarse, descubrió que sabía muy poco en comparación con lo que sabe ahora, y todavía yo no puedo
decir que tengo suficiente conocimiento de la Biblia para llevarme directo por las puertas de perlas. De hecho, sé que
tengo mucho más que aprender.
Versos 10-13--A veinticuatro del noveno mes, en el segundo año de Darío, fue palabra de Jehová por mano del
profeta Hageo, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley,
diciendo: ¿Si llevare alguno las carnes sagradas en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare el pan, o la
vianda, o el vino, o el aceite, u otra cualquier comida, será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron:
No. Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y
respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será."
Si alguno que tiene los santos oráculos de Dios y toca alguna cosa común, aquella cosa aún permanece común y no
idóneo para traer a Dios; pero si alguno que ha sido contaminado toca alguna cosa santa, aquella cosa se hace inmunda,
impropia para ser ofrecida en el sacrificio. Esto es, el hombre santificado no debe traer una cosa inmunda al Señor,
y el hombre no santificado no debe traer aun cosas limpias a El.
Versos 15-17-- "Ahora pues, poned vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pusiesen piedra sobre
piedra en el templo de Jehová, Antes que fuesen estas cosas, venían al montón de veinte hanegas, y había diez;
venían al lagar para sacar cincuenta cántaros del lagar, y había veinte. Os herí con viento solano, y con
tizoncillo, y con granizo en toda la obra de vuestras manos; más no os convertisteis a Mí, dice Jehová." Por esta
experiencia ejemplar esta escritura enseña que intentar ganar la vida mientras se descuida la obra del Señor, la pobreza
más bien que la prosperidad será el destino de uno. Es, por lo tanto, absolutamente esencial que los creyentes de la
verdad presente primero busquen el progreso del Reino de Dios y Su justicia si han de prosperar. (Mat. 6:28-34).
Recordemos que si nos hallamos completamente de parte del lado del Señor, dentro de su cerca de protección, como
lo fue Job, no necesitamos temer nada, ni al diablo.
Versos 18, 19-- "Pues poned ahora vuestro corazón desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del
noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; poned vuestro corazón. ¿Aún no está la
simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de la oliva han todavía florecido: más
desde aqueste día daré bendición."
El tipo enseña que desde el día en que empezamos a hacer la obra, del Señor, desde ese mismo día el Señor nos
bendecirá.
Verso 14 -- "...Así es este pueblo, y esta gente, delante de Mí dice Jehová; y así mismo toda obra de sus manos;
y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.
Este verso muestra que si fallamos en lograr nuestro deber dado por Dios, luego no hay sustituto por ello.
Tan pronto como fueron informados de los pecados de sus padres, y de los de ellos, nuestros tipos se conformaron
gozosamente con los deseos del Señor. (Véase Hageo 1:5-11), del mismo modo nos bendecirá desde este día en
adelante, si nosotros también reconocemos nuestros errores, y los corregimos. Hag. 1:12-14--Y oyó Zorobabel hijo
de Saltiel, y Josué hijo de Josadac, gran sacerdote, y todo el demás pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las
palabras del profeta Hageo, y como lo había enviado Jehová el Dios de ellos; y temió el pueblo delante de Jehová.
Entonces Hageo enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová, al pueblo, diciendo: Yo soy con vosotros, dice
Jehová. Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Saltiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué
hijo de Josadac, gran sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron e hicieron obra en la casa
de Jehová de los ejércitos, su Dios."
Estos versos nos dicen exactamente que tan pronto como el pueblo obedeció a los mensajeros de Dios, así pronto el
Espíritu del Señor reavivó sus energías, y ellos inmediatamente fueron a trabajar. Nosotros también, tendremos la
misma experiencia si establecemos en nuestras mentes que desde esta hora en adelante prestaremos estricta atención
al mensaje de Dios y serviremos al Señor nuestro Dios con todo corazón y alma. No descartemos las bendiciones del
Dios de nosotros.
Hag. 2:20, 21--Y fue por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro del mismo mes, diciendo:
Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra."
En vista del hecho de que el Señor está pronto para sacudir los cielos y la tierra, ¿no es imperativo el que nosotros cesemos de ser hipócritas? Dejemos de invitar la "sequía," la "aridez," y el "anublo" sobre nosotros mismos. En lugar de esto rindamos nuestros corazones a Dios asegurando por este medio para nosotros, gozo, paz, felicidad y vida eterna. A menos que lo hagamos, ciertamente seremos zarandeados en lugar de ser reformados y reavivados.